Elena y el Unicornio Mágico



Era un día soleado cuando Elena decidió salir a pasear con su perrita Chocolina. La curiosidad de la pequeña la llevó a adentrarse en un bosque cercano a su casa. Mientras exploraban, se distrajeron persiguiendo una mariposa de colores brillantes.

"¡Mirá Chocolina, esa mariposa es hermosa!" - exclamó Elena mientras corría detrás del insecto.

Pero de repente, la mariposa se desvaneció entre los árboles altos y frondosos. Elena se dio cuenta de que estaba perdida.

"Chocolina, ¿dónde estamos?" - dijo, asustada. Chocolina, al sentir la preocupación de su dueña, empezó a ladrar al ver unos arbustos moverse.

Fue así que, de entre las hojas, apareció un mágico unicornio. Tenía un pelaje brillante que resplandecía como el oro y una melena de colores del arcoíris.

"Hola, pequeña. No temas. Soy Lúcido, el unicornio del bosque" - dijo el unicornio con una voz suave y melodiosa. "¿Por qué estás tan triste?"

"Me perdí con Chocolina y no sé cómo volver a casa" - respondió Elena, limpiándose las lágrimas.

Lúcido sonrió y dijo:

"No te preocupes. Te llevaré de regreso a casa, pero primero, debes aprender algo muy importante."

Elena, intrigada, asintió con la cabeza.

"¿Qué quieres enseñarme?" - preguntó.

"Este bosque está lleno de maravillas. A veces, lo que parece un problema puede enseñarnos a ser valientes y a confiar en nosotros mismos. ¿Estás lista para explorar un poco más antes de regresar?" - sugirió Lúcido.

"¡Sí!" - dijo Elena con entusiasmo. Chocolina movió la cola feliz por la idea de una nueva aventura.

El unicornio llevó a Elena y a Chocolina a un claro donde las flores danzaban al ritmo del viento.

"Estas flores son muy especiales. Cada una representa un sentimiento. ¿Puedes adivinar cuál es el amor?" - preguntó Lúcido.

"¿Es la roja?" - dijo Elena, mirando las flores.

"Correcto. Y ahora, ¿cuál crees que es la alegría?" - insistió el unicornio.

Elena se acercó a las flores amarillas y exclamó:

"¡Estas! Son tan brillantes y alegres."

"Exactamente. A veces, cuando estamos perdidos, lo que más necesitamos es recordar lo que nos hace felices y valorar a nuestros seres queridos."

Tras aprender sobre las flores, Lúcido las llevó a un arroyo lleno de peces coloridos.

"Mira cómo nadan, felices y juntos. La amistad es clave en nuestras vidas. Nunca olvides a tus amigos y lo importante que son. "

Elena miró a Chocolina y sonrió.

"¡Tenés razón! Nunca debo olvidarte ni a todas mis amistades."

Ya con su lección aprendida, Lúcido llevó a Elena y a Chocolina de regreso al camino. Pero antes de partir, el unicornio le dijo:

"Mira al horizonte, pequeña. Todo lo que has aprendido hoy lleva consigo una parte de ti. Siempre que te sientas perdida, recuerda estos momentos."

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, Elena llegó a casa, con Chocolina a su lado y una gran sonrisa en su rostro.

"¡Lo logré, Chocolina! Aprendí tanto hoy" - dijo con alegría

Desde aquel día, Elena jamás se sintió perdida, porque siempre llevaba consigo las lecciones del mágico unicornio. Aprendió a ser valiente, valorar a sus amigos y a encontrar alegría incluso en los momentos difíciles. Y, cada vez que veía una mariposa, recordaba su aventura en el bosque y sonreía agradecida por la magia de la amistad y la naturaleza.

Y así fue como Elena, junto a su fiel perrita Chocolina, vivieron muchas más aventuras, nunca olvidando las enseñanzas del unicornio mágico.

FIN.

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