Elfo en la escuela



Era la mañana del 1 de diciembre y la escuela primaria San Nicolás estaba llena de risas y bullicio. Los estudiantes estaban emocionados, ya que estaban a punto de comenzar el mes de la Navidad. Pero ese año, algo especial iba a suceder: ¡un elfo iba a visitar su escuela!

- ¡Chicos, hoy tienen una sorpresa! - anunció la profesora Laura al entrar al aula.

Los alumnos miraron con curiosidad. Sabían que Navidad se acercaba, pero no esperaban algo tan extraordinario.

- ¿Es un regalo? - preguntó Juanito, abrazando su mochila.

- No exactamente, - sonrió la profesora. - Este elfo viene a observar sus acciones durante diciembre y... ¡vendrá a darles un mensaje importante!

Los estudiantes se miraron unos a otros, intrigados, y comenzaron a murmurar emocionados.

Día tras día, los alumnos intentaron comportarse de la mejor manera. Trabajaron en equipo, ayudaron a sus compañeros y compartieron la merienda. En cada clase, la profesora Laura les recordaba la importancia de la bondad y el trabajo en equipo.

Un día, mientras estaban en el recreo, apareció un pequeño destello de luz en el patio. Todos los niños miraron, asombrados. Allí, en la esquina del juego, se presentó un pequeño elfo con una sonrisa brillante y orejas puntiagudas.

- ¡Hola, chicos! Soy Tico, el elfo de Santa Claus. Estoy aquí para ver cómo se comportan y para ayudarles a recordar lo importante que es ser buenos y trabajar juntos. - dijo Tico, girando en el aire.

Los niños lo rodearon, llenos de alegría.

- ¿De verdad eres un elfo? - preguntó María, los ojos abiertos de par en par.

- ¡Sí! Y necesito su ayuda. - afirmó Tico, inclinándose hacia ellos. - Este año, Santa quiere que su trabajo en la escuela sea espectacular, pero también quiero ver cómo se ayudan entre ustedes.

El elfo explicó que durante el mes, iría dejando pequeñas notas alrededor de la escuela, reconociendo a aquellos que se comportaban de manera ejemplar. Los niños estaban emocionados por esta idea.

- ¡Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo! - gritó Miguel, alzando el puño.

Los días pasaron y los pequeños alentaron a sus amigos, y pronto, todo el ambiente de la escuela se volvió más alegre y solidario. Una mañana, Tico dejó una nota que decía "Gran trabajo, Ana, por ayudar a tu compañero a resolver un problema de matemáticas. ¡Sigue así!"

Ana, con su corazón latiendo de felicidad, no podía creer que el elfo se había dado cuenta de su acto de bondad. Ella decidió, entonces, ayudar a otros también. Sin embargo, un giro inesperado ocurrió. Un nuevo estudiante, Lucas, llegó a la escuela. Era un poco tímido y le costaba integrarse. Algunos compañeros comenzaron a burlarse de él.

Ana observó esto y sintió que debía intervenir.

- No está bien reírse de Lucas. Todos merecemos ser tratados con respeto. - dijo Ana, alzando la voz.

Los alumnos se quedaron en silencio mientras ella continuaba.

- Además, como dijo Tico, ¡debemos ayudarnos mutuamente! - añadió Ana.

Al escucharla, otros comenzaron a acercarse a Lucas, ofreciéndole jugar juntos.

- ¡Bueno, Lucas, ven a jugar a la pelota! - dijo Miguel, sonriendo.

Lucas, sorprendido, sonrió por primera vez.

- ¡Gracias, me gustaría jugar! - contestó.

La siguiente mañana, Tico dejó una nota en el aula que decía: “¡Estoy tan orgulloso de todos ustedes! Gracias por mostrar lo que significa ser un buen amigo, como lo hizo Ana. ¡Sigan así! ”

La noticia se propagó rápido por la escuela. Los alumnos estaban felices porque su esfuerzo estaba siendo reconocido. Lucas, sintiéndose parte del grupo, comenzó a abrirse más y a hacer nuevos amigos.

Al acercarse la navidad, los niños se dieron cuenta de que no solo estaban siendo buenos con sus compañeros, sino que habían aprendido que ayudar a los demás y trabajar en equipo también les hacía felices.

Finalmente, llegó el último día de clases antes de las vacaciones,

- ¡Chicos! - dijo Tico antes de despedirse. - Santa está muy contento con ustedes. Han demostrado que la amabilidad y el trabajo en equipo son el verdadero espíritu de la Navidad. ¡Nunca dejen de ser amables!

Y así, con una nueva amistad en el corazón y un espíritu solidario, los niños se despidieron de Tico y se fueron a casa, sabiendo que la magia de la Navidad estaba en sus acciones cotidianas.

Desde ese día, la escuela se volvió aún más acogedora y alegre, y cada diciembre, los niños esperaban con ansias la llegada del elfo, recordando que la verdadera esencia de la Navidad es ayudar y ser amables con los demás.

FIN.

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