Elian, el niño bueno de Villa Feliz



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, un niño travieso y revoltoso llamado Elian. Desde muy pequeño, Elian siempre estaba metido en problemas.

No respetaba a sus mayores, desobedecía las reglas y causaba caos donde quiera que iba. Un día, la maestra de la escuela, la señorita Marta, convocó a una reunión con los padres de Elian para hablar sobre su comportamiento. "-Señora González, el comportamiento de Elian en clase es inaceptable.

Se burla de sus compañeros, interrumpe las clases y no presta atención a las lecciones", expresó preocupada la señorita Marta. La madre de Elian se sintió avergonzada y triste al escuchar las palabras de la maestra.

"-Lo siento mucho señorita Marta. Prometo que hablaré seriamente con mi hijo y haré todo lo posible para corregir su comportamiento", respondió la madre con determinación.

Esa misma tarde, cuando llegaron a casa, la madre sentó a Elian en la mesa del comedor y comenzó a hablarle seriamente. "-Elian, tu comportamiento no está bien. Debes respetar a tus mayores y ser amable con tus compañeros. Si sigues así, nadie querrá estar cerca tuyo", le dijo con firmeza.

Elian comenzó a sentirse mal por haber decepcionado a su mamá. Esa noche no pudo dormir pensando en todo lo que había hecho mal y cómo podía cambiar su actitud.

Al día siguiente, durante el recreo en el colegio, uno de los niños tropezó y cayó al piso haciendo llorar desconsoladamente. Todos los demás niños se quedaron mirando sin hacer nada, excepto Elian. Sin dudarlo un segundo se acercó al niño caído y lo ayudó a levantarse.

"-¿Estás bien? Lo siento mucho por lo que pasó", le dijo con sinceridad. Los demás niños quedaron sorprendidos por la acción de Elian e incluso el niño que había caído le sonrió agradecido.

A partir de ese momento, algo cambió dentro de Elian. Comenzó a esforzarse por ser amable con sus compañeros, escuchar atentamente en clase y respetar las reglas del colegio.

Con el tiempo, Elian se convirtió en uno de los mejores estudiantes de la escuela y era querido por todos por su actitud positiva y amigable. La señorita Marta notó el cambio radical en el comportamiento de Elian y decidió premiarlo públicamente durante una ceremonia escolar como ejemplo de superación personal y cambio positivo.

Desde entonces, Elian entendió que siempre hay oportunidades para cambiar y mejorar; solo hace falta voluntad y determinación para hacerlo.

Y así fue como aquel niño travieso llamado Elian se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los niños del pueblo gracias a su valentía para reconocer sus errores y transformarse en una mejor versión de sí mismo.

FIN.

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