Elmer y la fiesta de los colores



Había una vez en la selva un elefante muy especial llamado Elmer. A diferencia de los demás elefantes, él no era gris, sino que tenía un hermoso pelaje lleno de colores brillantes como el arcoíris.

Su piel era una mezcla de rojo, azul, verde y amarillo, lo cual hacía que se destacara entre los demás animales. Aunque Elmer era único y especial, a veces se sentía triste porque sus amigos se reían de él.

Los otros elefantes no entendían por qué su piel era diferente y solían burlarse de él llamándolo "Elmer el payaso". Esto entristecía mucho a nuestro pequeño elefante de colores.

Un día, mientras caminaba por la selva con lágrimas en los ojos, Elmer encontró a Leoncio, un viejo león sabio y comprensivo. Leoncio notó la tristeza en los ojos del elefantito y decidió acercarse para hablar con él. "Hola Elmer ¿qué te pasa? Pareces muy triste"- dijo Leoncio con voz amable.

Elmer levantó la trompa y limpió sus lágrimas antes de responder. "Leoncio, estoy cansado de ser diferente. Todos mis amigos se ríen de mí porque soy un elefante de colores". Leoncio sonrió compasivamente. "Querido Elmer, sé cómo te sientes.

Yo también fui diferente cuando era joven. Pero aprendí algo muy importante: todos somos únicos y eso es lo que nos hace especiales". "¿De verdad?"- preguntó Elmer sorprendido. "Sí"- respondió Leoncio-.

"La diversidad es algo hermoso y debemos celebrarla. Imagina si todos los elefantes fueran grises, ¡qué aburrido sería! Tú le das color y alegría a la selva". Elmer reflexionó sobre las palabras de Leoncio y comenzó a sentirse mejor consigo mismo.

Decidió que no dejaría que las burlas de sus amigos lo afectaran más. Al día siguiente, cuando Elmer se encontró con los demás elefantes, en lugar de estar triste o enojado, decidió sorprenderlos con una idea brillante.

"¡Hola chicos!"- exclamó Elmer con entusiasmo-. "He decidido organizar un desfile de colores para celebrar nuestra diversidad. Cada uno puede usar su imaginación y pintarse como quiera".

Los elefantes grises miraron a Elmer sin comprender al principio, pero luego pensaron que podría ser divertido. Así que aceptaron la propuesta del elefantito de colores. El día del desfile llegó y todos los animales se reunieron para ver el espectáculo.

Los elefantes habían usado pinturas naturales para colorear sus cuerpos y lucían maravillosamente diferentes. Cuando fue el turno de Elmer, todos quedaron asombrados por su belleza multicolor. Los demás animales aplaudieron emocionados mientras él pasaba junto a ellos con una sonrisa radiante.

A partir de ese día, los elefantes comprendieron que ser diferente no era motivo de burla sino algo para celebrar. Aprendieron a valorar la diversidad y respetar las diferencias entre ellos.

Y así, gracias a la valentía y amor propio de Elmer, la selva se llenó de colores y alegría. Todos los animales entendieron que ser diferente es lo que nos hace especiales, únicos e irreemplazables. Desde entonces, Elmer el elefante de colores fue admirado y respetado por todos en la selva.

Y cada vez que alguien se sentía triste o inseguro por ser diferente, recordaban la historia de Elmer y encontraban fuerzas para aceptarse tal como eran. Y así, vivieron felices para siempre celebrando su diversidad y valorando a cada uno por su singularidad.

FIN.

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