Eloisa y el Poder de la Creatividad



Era un día soleado en el barrio de Eloisa, y las aves cantaban alegremente en los árboles. A pesar de la hermosa mañana, Eloisa se sentía muy cansada. Había jugado a la pelota con sus amigos hasta tarde la noche anterior y ahora solo quería quedarse en casa.

"No tengo ganas de ir a la clase de arte hoy", murmuró Eloisa mientras estiraba su cuerpo en el sofá. Su mamá la escuchó y se acercó a ella.

"Eloisa, el arte es una forma de expresarte. A veces, un poco de creatividad puede hacerte sentir mejor y levantarte el ánimo", le dijo su mamá con una sonrisa.

Pero Eloisa solo se quedó mirando a su mamá y suspiró.

"Pero estoy tan cansada, mami. Solo quiero dormir un poco más."

Su mamá pensaba que Eloisa podría estar más motivada si pensara en lo que podía hacer en la clase de arte. Entonces tuvo una idea.

"¿Qué tal si llevas tus lápices de colores y dibujas algo que te haga feliz? Tal vez un paisaje o tus amigos. Eso podría animarte. Aquí, tomate un ratito para pensarlo."

A Eloisa le gustó la idea. Sin embargo, aún no se sentía con energías para levantarse del sillón. Entonces, su mamá le propuso otra cosa.

"¿Qué te parece si hacemos un pequeño juego? Cierra los ojos y piensa en un lugar que te haga sentir feliz. Te daré un par de minutos."

Eloisa cerró los ojos, y en un instante, su mente la llevó a un hermoso jardín lleno de flores de colores, ardillas saltando de árbol en árbol y mariposas danzando por el aire. Cuando abrió los ojos, una chispa de emoción brilló en su mirada.

"¡Quiero dibujar ese jardín!", exclamó.

Su mamá sonrió y le dijo:

"Entonces, ¡vamos! Equipate con tus colores."

Eloisa, algo más animada, decidió ir a su clase de arte. Al llegar, encontró a sus amigos ya trabajando en sus proyectos. La profesora, la Sra. Carmen, se dio cuenta de que Eloisa parecía un poco cansada.

"Hola, Eloisa. Bienvenida. Hoy vamos a experimentar con técnicas nuevas. ¿Cómo estás?"

"Hola, Sra. Carmen. Estuve cansada, pero ya estoy lista para aprender", respondió Eloisa con un brillo en los ojos.

La clase comenzó y la Sra. Carmen les pidió a todos que pensaran en un lugar que les hiciera sentir felices. Eloisa recordó su jardín y cuando comenzó a dibujar, se sintió llena de energía. Colocó cada flor, cada ardilla y cada mariposa en el papel. Desde su actitud, los demás niños también comenzaron a compartir sus lugares felices.

En medio de la clase, un amigo de Eloisa, Tomás, se acercó.

"Eloisa, tu dibujo es increíble. ¿Me enseñás a hacer uno así?"

Eloisa sonrió y le contestó:

"Claro, Tomás. Te puedo mostrar cómo mezclar los colores para que se parezcan más a las flores del jardín."

Mientras compartía sus ideas con Tomás, Eloisa se dio cuenta de que había dejado de sentirse cansada. La creatividad la había llenado de energía. Pasaron las horas y todos estaban tan concentrados en sus dibujos que no notaron el tiempo pasar.

Al finalizar la clase, la Sra. Carmen les dijo:

"Chicos, hoy han hecho un trabajo fantástico. Me gustaría que cada uno comparta lo que ha creado."

Eloisa se sintió nerviosa al principio, pero al subir a mostrar su dibujo, se llenó de orgullo.

"Este es mi jardín feliz, donde las flores bailan y las mariposas vuelan."

Todos aplaudieron, y Eloisa sintió cómo su corazón se llenaba de felicidad. Se dio cuenta de que, a pesar del cansancio, había tomado la decisión correcta al ir a clase.

"Gracias, mamá, por animarme a venir", pensó Eloisa mientras salía del aula con una sonrisa radiante y una nueva energía.

Desde ese día, Eloisa aprendió que a veces, lo más divertido puede estar al otro lado del cansancio, y que la creatividad tiene el poder de cambiar cualquier estado de ánimo.

FIN.

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