Embajadoras de la cortesía y la limpieza



Había una vez en el hermoso pueblo de Villa Alegre, dos amigas inseparables llamadas Allegra y Anna. Allegra era una niña muy alegre y divertida, siempre con una sonrisa en su rostro.

Por otro lado, Anna era más tranquila pero muy inteligente. Un día soleado, mientras paseaban por el parque del pueblo, Allegra sintió un fuerte dolor de estómago.

Rápidamente buscó un baño cercano y se disculpó con Anna diciendo: "Anna, necesito ir al baño urgente ¡Espérame aquí!". Al regresar al parque después de solucionar su problema estomacal, Allegra notó algo extraño en la expresión de Anna. Parecía molesta y triste al mismo tiempo.

Preocupada por su amiga, Allegra preguntó: "¿Qué te pasa, Anna? ¿Estás bien?". Anna suspiró y respondió: "Allegra, no puedo evitar sentirme disgustada cuando alguien hace eso en público como lo hiciste tú". Allegra quedó sorprendida por las palabras de su amiga.

Nunca antes había considerado que hacer sus necesidades fisiológicas pudiera causar molestia o disgusto a alguien más. Pero sabiendo lo importante que era la opinión de Anna para ella, decidió hacer algo al respecto.

Esa misma tarde, Allegra fue a la biblioteca del pueblo para investigar sobre el tema. Allí encontró libros sobre higiene personal y buenos modales que le ayudaron a entender mejor cómo comportarse adecuadamente en diferentes situaciones.

Con toda esa información fresca en su mente, Allegra decidió hablar nuevamente con Anna para disculparse y explicarle lo que había aprendido. "Anna, lamento mucho haber hecho eso en público sin considerar cómo te podría afectar. No sabía que podía ser tan molesto para los demás.

Pero ahora entiendo la importancia de mantener la higiene personal y respetar a quienes nos rodean". Anna, sorprendida por la madurez de su amiga, sonrió y dijo: "Allegra, aprecio mucho tu sinceridad y el esfuerzo que hiciste por aprender.

Es admirable cómo siempre buscas mejorar como persona". A partir de ese día, Allegra se convirtió en una defensora de buenos modales e higiene personal en Villa Alegre. Compartió sus conocimientos con otros niños del pueblo a través de charlas educativas y actividades divertidas.

La historia de Allegra llegó a oídos del alcalde del pueblo quien quedó impresionado por su dedicación y empeño en hacer del mundo un lugar mejor.

Decidió premiarla nombrándola embajadora de los buenos modales e invitándola a dar conferencias en diferentes escuelas. Gracias a Allegra, todos los niños de Villa Alegre aprendieron sobre la importancia de mantener una buena higiene personal y respetar a los demás. El pueblo se volvió aún más amigable y limpio.

Y así, gracias al incidente desafortunado pero transformador que vivió Allegra, ella logró convertirse en una inspiración para su comunidad. Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba aprender sobre buenos modales o higiene personal, acudían a Allegra como modelo ejemplar.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero el mensaje de Allegra siempre será recordado: respetar a los demás y cuidar de nuestra higiene personal nos hace mejores personas.

FIN.

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