Embracing Uniqueness



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Simón. Simón era un chico muy inteligente, dulce y sensible, pero tenía un problema: sus compañeros de escuela le hacían bullying.

Cada día era una lucha constante para él, ya que se burlaban de su forma de vestir y de su pasión por los libros. Un día, mientras Simón caminaba tristemente hacia la escuela, encontró a Don Manuel, el anciano más sabio del pueblo.

Don Manuel siempre tenía palabras inspiradoras para todos los niños del lugar. - Buenos días, Simón - saludó amablemente Don Manuel. - Buenos días, Don Manuel - respondió Simón con timidez.

Don Manuel notó la tristeza en los ojos del niño y decidió preguntarle qué le pasaba. - ¿Qué te aflige hoy? - preguntó el anciano con ternura. Simón dudó por un momento antes de responder:- No quiero ir a la escuela porque mis compañeros me hacen bullying.

Me dicen cosas malas y me siento muy triste. Don Manuel reflexionó durante unos instantes antes de hablar:- Sabes, Simón, cada uno de nosotros es único y especial a nuestra manera. Esos niños no entienden eso todavía.

Pero tú tienes algo que ellos no tienen: tu inteligencia y tu sensibilidad son tus mayores tesoros.

Simón levantó tímidamente la mirada hacia Don Manuel y preguntó:- ¿En serio cree eso? El anciano asintió con una sonrisa cálida en su rostro arrugado:- Claro que sí. Eres valioso tal como eres. Y recuerda, las palabras hirientes de los demás no definen quién eres tú. Eres mucho más que eso.

Simón se sintió reconfortado por las palabras de Don Manuel y decidió enfrentar sus miedos. Al día siguiente, en lugar de evitar la escuela, decidió hablar con su maestra sobre lo que estaba pasando. La maestra, la señorita Ana, era una mujer amable y comprensiva.

Escuchó atentamente a Simón y le aseguró que tomaría medidas para detener el bullying en el aula. Al día siguiente, la señorita Ana reunió a todos los niños en el salón y les habló sobre la importancia del respeto y la tolerancia.

Les explicó cómo las palabras pueden herir profundamente a alguien y les pidió que trataran a todos con amabilidad. A medida que pasaban los días, Simón notaba un cambio en sus compañeros.

Algunos comenzaron a disculparse por su comportamiento anterior y otros incluso se hicieron amigos cercanos de él. Simón aprendió una valiosa lección durante ese tiempo: siempre debemos ser fieles a nosotros mismos sin importar lo que los demás piensen o digan.

Y aunque las cosas puedan parecer difíciles al principio, siempre hay esperanza si nos atrevemos a buscar ayuda y hablar sobre nuestros problemas.

Desde aquel día en adelante, Simón siguió siendo un niño inteligente, dulce y sensible; pero también se convirtió en un ejemplo para todos los demás niños del pueblo. Su historia inspiradora recordaba a todos la importancia de aceptarse mutuamente tal como somos y de luchar contra el bullying juntos.

Y así, Simón encontró la fuerza para superar el bullying y vivir una vida llena de amor, amistad y felicidad.

FIN.

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