Emi, Jose y el Rescate de la Navidad



Era un día mágico en la ciudad de Buenos Aires. Las luces de Navidad brillaban en cada rincón y el aroma a galletitas recién horneadas llenaba el aire. Emi, de 4 años, y su pequeña hermana Jose, de 2, estaban emocionadas porque ya había llegado la Navidad. Pero había un problema: sus papás habían desaparecido mientras buscaban el árbol perfecto para decorar.

Justo cuando las hermanitas empezaban a sentirse tristes, su fiel perrita Maggie, una yorkshire aventurera, saltó de un lado a otro.

"¡Guau! ¡Es hora de la aventura!" - parecía decir Maggie moviendo su colita.

"Maggie, ¿dónde están mamá y papá?" - preguntó Emi, con sus grandes ojos llenos de esperanza.

"¡Vamos a buscarlos!" - respondió Jose, levantando la manita en señal de valentía.

Las tres amigas, listas para la misión, salieron corriendo. En el camino se encontraron con un gran hombre de traje negro, que parecía un poco misterioso.

"¿Quién sos, abuelo?" - preguntó Emi, curiosa.

"Soy el señor Malvado, y estoy aquí para quitarles la Navidad. ¡No habrá regalos, ni luces, ni felicidad!" - dijo con una risa aterradora.

"¡Eso no va a pasar!" - exclamó Emi, decidida. "¡Nosotras sos fuertes y valientes! Magia de Navidad no se puede robar."

El señor Malvado frunció el ceño, pero Maggie ladró con fuerza.

"¡Guau! ¡No dejes que te asuste!" - animó Maggie a sus amigas.

Luego, las tres comenzaron a idear un plan.

"¿Qué tal si le hacemos un truco al señor Malvado?" - sugiere Emi.

"¿Cómo?" - preguntó curiosa Jose.

"Haremos que crea que la Navidad se ha ido para siempre. Él pensará que ganó, pero en realidad, nosotras lo detendremos. ¡Hagamos un espectáculo navideño!" - dijo Emi.

Así que, rápidamente, las tres se pusieron a trabajar. Recogieron hojas del suelo, cintas de colores y cualquier cosa que brillara para armar su espectáculo navideño. Juntas, prepararon una serie de bailes, cantos y risas, llenando el aire de magia.

Cuando todo estuvo listo, se acercaron al lugar donde estaba el señor Malvado.

"¡Mira! ¡La Navidad ha llegado!" - gritó Emi mientras comenzaban a bailar.

Jose hacía gestos con los brazos, mientras Maggie ladraba al ritmo de la música que creaban. El hombre malvado las miraba confundido, incluso un poco divertido.

"¿Qué es esto?" - preguntó el señor Malvado, intentando no reírse.

"¡Es la alegría de Navidad!" - dijo Emi, sonriendo con todo su corazón.

De repente, el efecto del baile y la música hizo que el corazón del señor Malvado comenzara a ablandarse.

"Esta... esta celebración es demasiado alegre. ¡No puede ser!" - comentó, mientras se cruzaba de brazos, pero su expresión era menos amenazante.

Al verlo, Maggie se acercó.

"¡Guau! ¡La alegría de la Navidad no se puede detener! ¿No deseas volver a sentir la felicidad?" - ladró con fuerza.

El hombre malvado, sintiéndose conmovido, emocionado por lo que estaba viendo, se dio cuenta de que había algo más importante que robar la Navidad:

"Quizás yo también podría celebrar..." - murmuró, y para sorpresa de Emi y Jose, empezó a contagiarse del espíritu navideño.

Juntos, lo invitaron a unirse a su celebración.  El malvado, que ya no parecía tan malvado, aceptó la invitación y empezó a bailar junto a ellas.

"¡Gracias! Por recordarme que lo importante es la familia y la alegría, no solo los regalos" - decía con una sonrisa.

Mientras tanto, sus papás, que habían estado buscando el árbol perfecto, aparecieron en el momento culminante de la celebración.

"¿Usaron la magia para salvar la Navidad?" - preguntó mamá, maravillada.

"¡Sí! ¡Y hasta hicimos un amigo nuevo!" - respondió Emi.

Así, la Navidad fue salvada gracias a la valentía y la unidad de Emi, Jose y Maggie. Todos juntos, incluso el señor Malvado, celebraron la noche de Navidad, llenándola de risas y amor.

Emi y Jose finalmente sintieron que la felicidad nunca se había perdido, sino que se había encontrado de nuevo en sus corazones.

Y así, las tres guerreras de la Navidad, regresaron a casa, donde las esperaban abrazos y sonrisas. Desde ese día, siempre recordaron que no importa cuán oscuros sean los momentos, con amor, amistad, y valentía, siempre se puede superar cualquier desafío.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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