Emi y la Venta del Recreo



En una escuela llena de risas y juegos, Emi, una niña de 9 años, siempre esperaba con ansias el recreo. A ella le encantaba jugar con su mejor amiga Brena. Este episodio en particular prometía ser emocionante, ya que las dos amigas habían decidido hacer algo especial en el baño de la escuela.

Emi y Brena miraron el viejo banco que estaba en el baño, uno al lado del otro. Mientras otros niños se divertían en el patio, ellas se dieron cuenta de que podían usar ese lugar como una pequeña tienda. Con algunas cosas que habían traído de casa, empezaron su negocio.

"¡Hola!" - dijo Emi emocionada. "¿Te imaginas que podríamos vender algo de comer? ¡Podríamos hacer dulces y postres para nuestros compañeros!"

"¡Sí!" - respondió Brena con una sonrisa. "Podríamos hacer galletas de chocolate, son las favoritas de todos. Vamos a buscar los ingredientes."

Las chicas pasaron la tarde dominical horneando galletas de chocolate con la ayuda de sus mamás. Emocionadas, prepararon una pequeña caja para llevarlas al colegio al día siguiente y así iniciar su pequeño negocio.

Al día siguiente, con las galletas frescas en mano, Emi y Brena se sentaron en el banco del baño, sonriendo al ver que los otros chicos venían de a uno, intrigados por el nuevo aroma que venía del baño.

"¿Qué hay ahí?" - preguntó un chico curioso.

"¡Galletas de chocolate!" - exclamó Brena, mostrando su caja. "¡Solo un peso!"

Los niños empezaron a acercarse, y en poco tiempo ya habían vendido varias galletas. Todo iba perfecto hasta que un maestro pasó por el baño y, al ver lo que hacían, les llamó.

"Emi, Brena, ¿qué están haciendo aquí?" - preguntó el maestro con una mirada de sorpresa.

Las chicas se asustaron un poco, pero firmes respondieron:

"¡Estamos vendiendo galletas, señor!"

El maestro se quedó pensando, no podía enojarse con el ingenio de las chicas, pero tenía que encontrar una forma de guiarlas para que hicieran algo más formal.

"Las galletas están deliciosas, pero este no es el lugar adecuado para un negocio. ¿Qué les parece si lo hacemos en el patio?" - sugirió el maestro enfáticamente.

Emi y Brena miraron a su maestro con ojos brillantes, ¡eso era una gran idea! Así que, les explicó cómo podrían obtener un permiso y hacer un puesto de venta en el patio durante el recreo. Las chicas nadaron en la emoción.

Después de decidirse a seguir las reglas y hacer todo bien, comenzaron a trabajar. Juntas, crearon un cartel que decía “¡Galletas de Emi y Brena! ” “1 peso cada una” el cual colocaron en su nuevo puesto en el patio escolar.

Los niños llegaron en manada y para sorpresa de Emi y Brena, vendieron más galletas que nunca. ¡Fueron un éxito total! Aquella tarde, al terminar el recreo, se sentaron juntas, contando el dinero que habían hecho.

"No puedo creer que esto haya funcionado tan bien, Emi," - dijo Brena feliz. "¡Tenemos que hacer esto de nuevo!"

"Sí, y también podemos hacer otros dulces. ¡La próxima vez haremos cupcakes!" - le respondió Emi.

A partir de ese día, comenzaron a hacer un verdadero emprendimiento en su escuela, aprendiendo no solo a cocinar, sino a administrar un pequeño negocio. Se dieron cuenta de que vendiendo galletas, además de divertirse, también podían ayudar a recoger dinero para un proyecto que apoyara a su comunidad.

Y así, Emi y Brena no solo encontraron una nueva forma de divertir a sus compañeros, sino que también aprendieron sobre el trabajo en equipo, la creatividad y el emprendimiento. Cada venta era una nueva aventura, y cada galleta que hacían se convertía en un recuerdo dulce de su amistad y esfuerzo compartido.

FIN.

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