Emi y sus días y noches mágicas



Había una vez una niña llamada Emi, que todos los días despertaba con una sonrisa en su rostro. Se levantaba de su camita y se dirigía corriendo hacia la cocina, donde encontraba a sus papás preparando un delicioso desayuno.

"¡Buenos días, mamá! ¡Buenos días, papá!", exclamaba Emi llena de alegría. Sus padres le respondían con una gran sonrisa y le decían:"¡Buenos días, Emi! ¿Cómo has dormido?"Emi contestaba emocionada:"He dormido muy bien. Tuve unos sueños maravillosos.

"Después de desayunar, Emi se preparaba para ir al jardín a jugar y aprender junto a sus amigos. Allí disfrutaban de las actividades al aire libre y aprendían nuevas cosas cada día.

A Emi le encantaba pintar, explorar la naturaleza y escuchar historias fascinantes contadas por su maestra. Cuando caía el sol y el día llegaba a su fin, era momento de regresar a casa.

Emi se sentía cansada pero feliz por todo lo que había vivido durante el día. Al llegar a casa, sus papás la esperaban con los brazos abiertos. "¡Hola mi amor! ¿Cómo te fue en el jardín?", preguntó mamá. Emi respondió radiante:"Fue genial mamá. Jugué mucho y aprendí cosas nuevas".

Sus papás estaban orgullosos de ella y decidieron hacer algo especial antes de irse a dormir. Llenaron la bañera con agua tibia y añadieron burbujas de colores.

Emi se sumergió en el agua y jugó mientras sus papás le lavaban el cabello. Después del baño, todos se reunieron en la sala para leer cuentos increíbles.

Mamá tomó un libro lleno de ilustraciones mágicas y comenzó a contar una historia sobre una princesa valiente que vivía en un castillo encantado. Papá hacía voces diferentes para cada personaje, lo que hacía que la historia cobrara vida. Emi escuchaba atentamente mientras su imaginación volaba hacia esos lugares mágicos. Cada noche era como viajar a un mundo nuevo y emocionante.

Cuando terminaron los cuentos, llegó el momento de acostarse. Emi se metió debajo de las sábanas con su osito de peluche favorito y sus papás se sentaron al borde de la cama.

"¿Estás lista para dormir, mi amor?", preguntó papá. Emi asintió con entusiasmo y dijo:"Sí, papá. Estoy muy feliz por todo lo que vivimos hoy". Sus papás le dieron un abrazo apretado y muchos besos antes de apagar la luz.

Le dijeron cuánto la querían y le desearon dulces sueños. Emi cerró los ojos sintiendo todo ese amor a su alrededor y pronto se quedó profundamente dormida. En sus sueños, seguía explorando mundos maravillosos junto a sus amigos del jardín.

Y así, cada día Emi despertaba contenta, disfrutaba del jardín aprendiendo cosas nuevas, compartía momentos especiales con sus papás y se acostaba feliz por todo lo vivido. Sabía que siempre estaba rodeada de amor y eso la hacía sentir muy afortunada.

FIN.

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