Emilia y el secreto de la belleza


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Maquillaje, una niña llamada Emilia de 9 años a la que le encantaba maquillarse.

Desde muy pequeña, Emilia mostraba un gran interés por los colores y las texturas de los cosméticos. Pasaba horas viendo tutoriales en internet y practicando frente al espejo con los productos de maquillaje que su mamá le permitía usar.

Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, Emilia se encontró con una tienda de maquillajes que nunca antes había visto. La tienda estaba llena de brillantes sombras de ojos, labiales de todos los colores y brochas suaves como plumas. Emilia sintió mariposas en el estómago y supo que tenía que entrar.

Al entrar a la tienda, fue recibida por la dueña, una mujer amable y sonriente llamada Lola. Lola era toda una experta en maquillaje y tenía un talento especial para realzar la belleza natural de cada persona.

Emilia quedó fascinada al ver cómo Lola transformaba el rostro de sus clientas con solo unos cuantos toques de color. Emilia pasaba todas las tardes después del colegio en la tienda de Lola, observando atentamente cada técnica y truco que esta utilizaba.

Pronto, Lola notó el talento innato de Emilia para el maquillaje y decidió enseñarle todo lo que sabía. "Emi, tienes un don especial para esto.

Con práctica y paciencia, puedes llegar muy lejos", le dijo Lola a Emilia mientras le mostraba cómo difuminar correctamente las sombras de ojos. Emilia se sentía emocionada y agradecida por tener a alguien como Lola dispuesta a enseñarle todo sobre el mundo del maquillaje.

Poco a poco fue perfeccionando sus habilidades y descubriendo su propio estilo único. Un día, se anunció un concurso de talentos en Villa Maquillaje y Emilia decidió participar mostrando sus habilidades como maquilladora.

A pesar de estar nerviosa, se armó de valor y subió al escenario frente a un público ansioso por ver qué tenía preparado. Con manos temblorosas pero seguras, Emilia comenzó a maquillar a su modelo siguiendo cada paso aprendido junto a Lola.

Utilizó colores vibrantes e innovadoras técnicas que dejaron impresionados tanto al jurado como al público presente. Al finalizar su demostración, los aplausos resonaron en todo el lugar y el jurado no dudó en otorgarle el primer premio a Emilia por su creatividad y destreza con los pinceles.

"¡Felicidades, querida! ¡Eres toda una artista del maquillaje!", exclamó emocionada Lola mientras abrazaba orgullosa a Emilia. Desde ese día, Emilia se convirtió en la sensación del pueblo.

Muchas personas acudían a ella para lucir espectaculares en eventos especiales o simplemente para aprender algunos trucos nuevos para resaltar su belleza natural. Gracias al apoyo incondicional de Lola y su pasión por el maquillaje, Emilia descubrió que podía alcanzar cualquier sueño que se propusiera si trabajaba duro y creía en sí misma.

Y así continuaron juntas embelleciendo no solo rostros sino también corazones con cada pincelada de color.

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