Emilia y su bicicleta


Emilia era una niña muy activa y le encantaba pasar su tiempo libre en la calle andando en bicicleta.

Desde que sus padres le regalaron su primera bici, ella no podía esperar para salir a dar vueltas por el barrio. Un día, mientras Emilia iba pedaleando por la calle, se encontró con un grupo de niños mayores que también estaban andando en bicicleta.

Ellos comenzaron a burlarse de ella y a decirle que no tenía lo necesario para ser una verdadera ciclista. Emilia se sintió triste y desanimada, pero decidió no dejar que eso la detuviera. En lugar de eso, decidió practicar más duro cada día para mejorar sus habilidades en la bicicleta.

"No te preocupes Emi" -le dijo su mejor amiga Sofía-. "Tú eres genial y puedes hacer cualquier cosa si te lo propones". Emilia tomó las palabras de Sofía como inspiración y siguió trabajando duro en su bicicleta.

Pronto descubrió que había mejorado mucho y podía hacer cosas nuevas como saltos y piruetas. Un día, mientras estaba haciendo trucos con su bicicleta en el parque del vecindario, uno de los chicos mayores del grupo vino hacia ella.

"Oye Emi", dijo el chico mayor-, "lo siento por haber sido tan grosero contigo antes. Realmente eres buena en esto". Emilia sonrió feliz al escuchar las palabras del chico mayor.

Ella sabía que había trabajado duro para llegar hasta allí y ahora finalmente estaba siendo reconocida por ello. Desde ese día en adelante, Emilia continuó practicando con entusiasmo y nunca dejó que los comentarios negativos de otros la detuvieran.

Ella se convirtió en una ciclista increíblemente talentosa y siempre recordaba que cualquier cosa era posible si se lo proponía. Y así, Emilia demostró a todos que no importa cuánto te critiquen o te desalienten, siempre puedes superar las dificultades y alcanzar tus objetivos si trabajas duro y crees en ti mismo.

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