Emily la Apestosa



Érase una vez, en un pequeño pueblo, una niña llamada Emily. Los habitantes del pueblo la llamaban 'Emily la apestosa' porque, en su afán de explorar y jugar, siempre terminaba en aventuras que la hacían oler un poco... raro. Desde trepar árboles cubiertos de barro hasta jugar en el riachuelo lleno de hojas en descomposición, Emily amaba cada instante al aire libre.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su abuela, un grupo de niños se acercó a ella.

- '¡Ugh! ¿Qué te pasó, Emily? ¡Sos un desastre!', gritó Lucas, el niño más popular del barrio.

- 'Solo estaba explorando. ¡El barro es genial!', respondió Emily, con una sonrisa.

Los otros niños pusieron caras de asco y se alejaron riéndose. Sin embargo, la pequeña no se desanimó. Decidió que al día siguiente haría algo diferente, algo que demostraría que ser apestosa no era tan malo.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, tuvo una idea brillante. ¿Y si en lugar de dejar que los demás la ridiculizaran, mostraba su creatividad? Así fue como, al día siguiente, se apareció en el parque con un gran brillo en su cara y un montón de cosas muy peculiares en sus manos.

- '¡Hoy voy a hacer una feria de olores!', gritó con entusiasmo al reunir a todos los niños. "" La idea dejó a todos intrigados, así que se acercaron para averiguar de qué se trataba.

Emily había traído frascos con diferentes cosas aromáticas: flores de su jardín, hierbas, frutas, e incluso algo de las hojas que había encontrado en el riachuelo.

- 'Miren, cada uno de estos frascos tiene un olor único. ¡Vamos a hacer una carrera de olores!', propuso. Los otros niños la miraron con escepticismo.

Pero Emily no se rindió. Les explicó cómo funcionaría el juego:

- 'Haremos dos equipos. Cada uno tendrá que adivinar el olor que hay en cada frasco. ¡El que más acierte ganará un premio sorpresa!'

Los niños se animaron y decidieron participar. Al principio, todos rieron cuando olfatearon el frasco de barro, pero pronto se dieron cuenta de que, aunque el olor era raro, tenía su propia magia.

- '¿Quién hubiera pensado que el barro pudiera oler tan interesante?', reflexionó Leo, el más crítico del grupo.

A medida que pasaba el juego, los niños comenzaron a abrazar los olores más extraños, y a descubrir que la creatividad de Emily era algo asombroso.

- 'No puedo creer que nunca hayamos pensado en esto antes. ¡Es muy divertido!', exclamó Clara, una de las chicas del barrio.

Finalmente, el juego terminó y todos los niños estaban entusiasmados. Emily les sonrió y dijo:

- 'Vieron, el olor no define quiénes somos. A veces, las cosas que parecen raras pueden ser las más divertidas y emocionantes.'

Los demás asintieron y poco a poco la llamaron de otra manera:

- '¡Eres Emily la genial!', dijeron todos a coro.

Esa tarde, el pueblo entero habló sobre la feria de olores de Emily. Todos se divirtieron tanto que, al final, decidieron organizar una celebración semanal en el parque donde cada uno podía mostrar sus talentos y crear nuevos juegos.

Desde entonces, cada vez que alguien olía algo curioso, no se reían de Emily, sino que recordaban su aventura y la magia de lo diferente. Y así, Emily dejó de ser 'Emily la apestosa' y se convirtió en 'Emily la creativa', un nombre que la hacía sentir muy orgullosa.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!