Emily y Papá con los Zombis



Era una de esas tardes de primavera en las que el sol brillaba y las aves cantaban. Emily, una niña curiosa y valiente, estaba jugando en su jardín mientras su papá leía un libro en la sombra de un árbol. De repente, un estruendo resonó desde la calle. Emily giró la cabeza y vio a un grupo de zombis torpes caminando, tambaleando y haciendo ruidos extraños.

"¡Papá, mirá!" - gritó Emily, señalando con el dedo.

"¡Qué locura!" - dijo papá, levantándose y mirando por la ventana.

"No son zombis de verdad, ¿verdad?" - preguntó Emily, mientras sus ojos brillaban de emoción.

"No, claro que no, cariño. Seguro son actores de alguna película o un juego para asustar a los chicos. Vamos a investigar, ¿te parece?"

Emily asintió con entusiasmo.

"¡SÍ! Vamos, papá, tenemos que ver qué pasa."

Así que se pusieron sus sombreros de exploradores y salieron a la calle. Al acercarse, se dieron cuenta de que no eran zombis de verdad, sino un grupo de niños disfrazados, acompañados por un adulto.

"¡Hola, chicos!" - dijo papá, tratando de suavizar el encuentro.

"¡Hola!" - respondieron los niños zombis, en un tono divertido.

"¿Qué están haciendo?" - preguntó Emily, intrigada.

"Estamos filmando una película de zombis para el colegio. Queremos hacer un corto creativo, pero nos falta alguien que nos ayude con la historia" - dijo uno de los chicos, con una enorme sonrisa.

"Yo puedo ayudar!" - exclamó Emily, apoyando sus manos en la cadera, como una verdadera directora de cine.

"¿Y tu papá también puede ser parte de la película?"

"Claro, por qué no. ¡Esto se va a poner divertido!" - respondió papá, entusiasmado.

Así comenzaron a trabajar juntos. Emily sugirió que los zombis no tenían que ser siempre malos, sino que podían ser amigos que solo querían jugar.

"¡gran idea, Emily!" - exclamó uno de los chicos.

"Y si hacemos una escena en la que los zombis enseñan a los humanos a bailar!" - agregó ella.

Los niños comenzaron a reírse y se encargaron de crear el guion, mientras papá se ofreció para ayudarles con la cámara y los efectos especiales de sonido.

"¡Zombis pueden bailar! ¡Zombis pueden cantar!" - cantaban mientras se movían de un lado a otro.

"¡Qué bien! Me encanta esta idea" - contestó papá con un guiño.

Después de varias horas de filmación, los chicos se dieron cuenta de que se estaban divirtiendo tanto que ni se dieron cuenta de que estaban trabajando en un proyecto escolar.

"Así que esto es lo que pasa cuando uno colabora e intercambia ideas con otras personas, ¿verdad?" - comentó papá.

"Sí! Me doy cuenta de que necesitamos a los zombis y a los humanos para hacer una película genial. ¡Así es el trabajo en equipo!" - respondió Emily con una sonrisa.

Finalmente, con el sol comenzando a ponerse detrás de las casas, los niños terminaron de grabar su película. Todos se reunieron para editarla, eligiendo las mejores escenas y añadiendo música divertida.

"Estábamos tan centrados en la película que olvidamos que eran unos zombis. Ustedes deberían siempre recordar que su apariencia no define quiénes son realmente" - les dijo papá a los chicos, mientras les devolvía a cada uno su disfraz-colorido, y la risa que había llenado el aire.

La película se proyectó en el colegio una semana después, donde todos aplaudieron y disfrutaron de su trabajo. Emily aprendió que colaborar con otros y encontrar maneras creativas de trabajar en conjunto es esencial para lograr grandes cosas.

“¡Nunca pensé que hacer una película nos enseñaría tanto! Gracias, papá

FIN.

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