Emily y su falsa amistad
Empezaba un nuevo día en la escuela de los pequeños. Emily, una niña de 11 años con pelo corto y ojos marrones, estaba muy emocionada porque iba a compartir un nuevo proyecto con su amiga Julieta, de 12 años. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Emily comenzó a notar que Julieta se comportaba un poco extraño.
En el recreo, Emily se acercó a Julieta que charlaba con un grupo de chicos, entre ellos su ex novio, Tomás.
"¿Julieta, qué estás haciendo?" - preguntó Emily, tratando de entender la situación.
"Nada, solo hablando con Tomás. ¿No querés unirte?" - respondió Julieta sin mirarla.
"No... creo que prefiero jugar con las chicas de la clase" - dijo Emily, sintiendo que la situación no era cómoda.
Días después, Emily se enteró por las amigas de su clase que Julieta estaba interesada en Tomás nuevamente, y que incluso habían estado intercambiando mensajes. Emily se sintió herida, como si un puñal le atravesara el corazón.
"¿Por qué me haría esto?" - pensó Emily angustiada.
"Creí que éramos mejores amigas…"
Una tarde, mientras estaba en su casa, Emily sintió que ya no podía contener más sus emociones. Decidió escribirle una carta a Julieta:
"Querida Julieta, estoy muy triste. Siento que me has traicionado. A pesar de que tú gustes de Tomás, eso no cambia lo que tengo que sentir. No entiendo por qué lo hiciste. Ya no quiero hablar con vos" - escribió.
Esa noche, Emily se quedó mirando por la ventana. Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras pensaba en los momentos divertidos que compartieron. Pero también le pesaba la falta de lealtad de Julieta.
Al día siguiente, en el colegio, Julieta buscó a Emily en el patio. Al verla sola, se aproximó con precaución.
"Hola, Emily. ¿Podemos hablar?" - dijo Julieta con voz temblorosa.
"No sé si quiero hablar con vos…" - respondió Emily, cruzándose de brazos.
"Entiendo que estés enojada, pero necesito que sepas que no quería hacerte daño. Me gustó Tomás justo después de que rompieron, pero yo no sabía que te molestaría tanto al principio" - Julieta intentaba explicarse.
Emily sintió que el nudo en su pecho empezaba a deshacerse un poco. Aun así, su corazón seguía un poco enojado.
"Me duele que no me lo dijiste desde el comienzo. Yo pensé que éramos amigas, Julieta..." - dijo Emily, sintiendo que las lágrimas volvían a amenazar.
Julieta bajó la mirada y asintió.
"Tienes razón. Debería haber sido honesta desde el principio. Pero, ¿alguna vez podemos arreglar esto?" - preguntó Julieta, con los ojos brillando.
Emily, aunque dolida, decidió escuchar a su amiga.
"No sé si pueda olvidar, Julieta..." - fue lo que le salió.
"Yo tampoco podría olvidar si estuviera en tu lugar, pero me gustaría que intentemos volver a ser amigas. Prometo ser sincera contigo de ahora en adelante. ¿Podemos empezar de nuevo?" - dijo Julieta, esperanzada.
Emily miró a Julieta, sintiendo cómo su corazón se movía. Tal vez, solo tal vez, podrían encontrar el camino de regreso.
"Está bien. Pero necesitaré tiempo para sanar, y también que seas honesta de aquí en adelante" - respondió Emily, resonando con una mezcla de dudas y esperanza.
El tiempo pasó, y con cada rayo de sol que iluminaba sus días, Emily se dio cuenta de que Julieta también había cambiado. La sinceridad y la comunicación mejoraron su amistad, y poco a poco, las risas volvieron a llenar los pasillos de la escuela.
Aquel año escolar terminó, pero Emily aprendió una valiosa lección sobre la amistad y la comunicación, algo que siempre llevaría consigo: a veces, las decepciones pueden ser el primer paso hacia la reconciliación, y que la honestidad es el mejor pegamento para las relaciones.
Así fue como Emily y Julieta lograron superar sus diferencias y volverse más fuertes juntas. La amistad, aunque a veces frágil, siempre puede ser reparada si se trabaja en ello con cariño y respeto.
FIN.