Emma y el parque limpio



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una nena traviesa llamada Emma. Emma era conocida por portarse mal y hacer travesuras todo el tiempo.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, decidió pintarrajear las bancas con tiza de colores. -Emma, ¿qué estás haciendo? ¡Eso no se hace! -exclamó su amiga Sofía sorprendida. -¡Jaja! Es divertido, mirá qué bonitos quedan los colores en la banca -respondió Emma sin preocupación.

Pero lo que Emma no sabía era que el dueño del parque estaba observando desde lejos y al ver lo que había hecho, se acercó a ella con cara seria.

-¡Hola niña! ¿Sabes que está mal pintar las bancas del parque? -le dijo el señor Luis. -Lo siento señor, no pensé que fuera tan grave -respondió Emma apenada. El señor Luis le explicó a Emma la importancia de cuidar y respetar los espacios públicos para que todos pudieran disfrutarlos.

Emma se sintió avergonzada por su comportamiento y se comprometió a ayudar a limpiar las bancas y pedir disculpas al dueño del parque.

A partir de ese día, Emma comenzó a darse cuenta de que sus travesuras no solo afectaban a ella misma, sino también a las personas alrededor. Decidió cambiar su actitud y convertirse en una niña ejemplar. Ayudaba en casa sin quejarse, compartía sus juguetes con los demás niños y siempre respetaba las reglas.

Un mes después, el pueblo organizó un concurso de dibujo en el parque y Emma decidió participar. Con mucho esfuerzo y dedicación, creó un hermoso mural lleno de colores y alegría que representaba la importancia del trabajo en equipo y el respeto hacia los demás.

Cuando llegó la hora de anunciar al ganador, todos estaban ansiosos por saber quién sería. El jurado finalmente reveló que el primer lugar era para...

¡Emma! Todos aplaudieron emocionados mientras ella recibía su premio con una sonrisa radiante en el rostro. Desde ese día, Emma se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo. Aprendió que cada acción tiene consecuencias y que es importante pensar antes de actuar.

Y así, gracias a su cambio positivo, logró inspirar a otros a seguir sus pasos hacia la bondad y la empatía. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Qué lindo es aprender juntos valores importantes como estos!

FIN.

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