Emma y la luz que vence al miedo



Había una vez una niña llamada Emma, que tenía un miedo muy grande a la oscuridad.

Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, su habitación se llenaba de sombras y ella sentía que monstruos horribles se escondían en cada rincón. Una noche, mientras Emma estaba acurrucada bajo las sábanas temblando de miedo, escuchó un ruido extraño proveniente del armario. Su corazón comenzó a latir con fuerza y su respiración se volvió agitada.

Con valentía, decidió levantarse de la cama y acercarse al armario. Al abrir la puerta lentamente, descubrió que no había ningún monstruo allí dentro. Solo estaban sus juguetes y ropa colgada. -¡No hay monstruos aquí! -exclamó Emma sorprendida.

Esa noche, Emma durmió tranquila por primera vez en mucho tiempo. Al día siguiente, decidió investigar más sobre los monstruos y preguntarle a sus amigos si ellos también tenían miedo a la oscuridad.

"¿Tú crees en los monstruos?" -preguntó Emma a su amiga Lola. "¡Claro que no! Los monstruos son solo cosas de películas y cuentos para asustar niños" -respondió Lola con una sonrisa. Emma se sintió aliviada al escuchar esas palabras.

Decidió enfrentar su miedo a la oscuridad y demostrarse a sí misma que los monstruos no existían en realidad. Comenzó a dejar la luz apagada por las noches y poco a poco fue perdiendo el temor a lo desconocido.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, escucharon un ruido fuerte proveniente del bosque cercano. Todos se asustaron y pensaron que era un monstruo acechando entre los árboles. -¡Debemos huir antes de que nos atrape! -gritó uno de los niños alarmado.

Pero Emma recordó lo que había aprendido: los monstruos no existen. Con valentía, se acercó al bosque seguida por sus amigos curiosos. Para sorpresa de todos, descubrieron que el ruido era solo el viento moviendo las ramas de los árboles.

"¡No hay ningún monstruo aquí!" -exclamó Emma emocionada.

A partir de ese día, Emma ayudó a sus amigos a superar sus propios miedos y juntos descubrieron que muchas veces las cosas parecen más grandes y espeluznantes en la oscuridad o en lo desconocido. Aprendieron a enfrentar sus temores con valentía y comprensión.

Y así, Emma dejó atrás su miedo a la oscuridad para siempre, convirtiéndose en una niña valiente e inspiradora para todos aquellos que aún creían en los monstruos debajo de la cama.

FIN.

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