Emma y la magia del perdón


hísimo. Emma, la niña linda, elástica y amorosa, se dio cuenta de que había cometido un error al no compartir con todos sus compañeros. Se sintió mal por su decisión y sabía que debía hacer algo para enmendarlo.

Al día siguiente, Emma decidió llevar otra vez pastelitos a la clase de gimnasia. Esta vez, no solo quería compartirlos con sus amigos, sino también con la niña que se había enojado mucho el día anterior.

Cuando llegó a clase, Emma buscó a la niña y se acercó a ella con una sonrisa amistosa.

La niña estaba sorprendida por el gesto de Emma y preguntó: "¿Por qué me estás dando un pastelito si ayer no lo hiciste?"Emma respondió sinceramente: "Me di cuenta de que cometí un error al no incluirte en mi generosidad. Todos merecen ser tratados con amabilidad y respeto, aunque hayamos tenido diferencias.

"La chica se quedó pensativa por un momento y luego aceptó el pastelito de Emma. Ambas comenzaron a conversar mientras disfrutaban del dulce sabor del postre.

A medida que pasaban los días, Emma siguió demostrando su amabilidad hacia todos sus compañeros sin importar las peleas o diferencias que pudieran existir entre ellos. Siempre trataba de encontrar una manera pacífica de resolver conflictos y ayudaba a crear un ambiente armonioso en la clase.

Poco a poco, los demás niños comenzaron a ver el ejemplo positivo de Emma y también empezaron a comportarse mejor entre ellos. Las peleas disminuyeron e incluso algunos chicos que antes se llevaban mal, empezaron a hacer las paces.

Un día, la maestra de gimnasia felicitó a Emma por su actitud y le dijo: "Emma, gracias a tu amabilidad y generosidad, has logrado un cambio positivo en nuestra clase. Todos los niños están aprendiendo a trabajar juntos y respetarse mutuamente.

"Emma sonrió con orgullo y supo que había tomado la decisión correcta al no dejar que el enojo la dominara. Se dio cuenta de que cada pequeño gesto de bondad puede marcar una gran diferencia en la vida de las personas. Desde aquel día, Emma continuó siendo linda, elástica y amorosa.

Aprendió a perdonar y dar segundas oportunidades. Y así, junto con sus amigos de gimnasia, crearon un ambiente donde reinaran la paz y el compañerismo.

La historia de Emma nos enseña que todos cometemos errores, pero lo importante es reconocerlos y tratar de enmendarlos. La amabilidad y el perdón pueden transformar cualquier situación difícil en algo hermoso. Fin

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