Emma y su primer ciclo
Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, vivía una niña llamada Emma. Emma era una niña curiosa, valiente y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.
Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, escuchó a su mamá hablar con su abuela sobre algo llamado —"menarquia" . - Mamá, ¿qué es la menarquia? -preguntó Emma con curiosidad. - La menarquia es un momento muy especial en la vida de las niñas, querida.
Es cuando llega su primer período menstrual -respondió su mamá con ternura. Emma se quedó pensativa por un momento. No sabía muy bien qué significaba todo eso, pero decidió investigar más al respecto.
Habló con su amiga Clara, quien ya había pasado por esa experiencia, y le contó lo que sabía. - ¡No te preocupes, Emma! Es algo completamente normal que le pasa a todas las niñas en algún momento de sus vidas.
Es parte del proceso natural del cuerpo de las mujeres -le explicó Clara con calma. Con esta nueva información en mente, Emma decidió prepararse para ese momento tan importante.
Habló con su mamá y juntas compraron todo lo necesario: toallitas higiénicas, ropa interior especial y hasta un libro que explicaba todo sobre la menstruación de forma sencilla y clara. Pasaron los días y finalmente llegó el esperado momento.
Una mañana, mientras desayunaba con su familia, sintió un ligero dolor en el vientre y notó algo diferente al ir al baño. Se dio cuenta de que había llegado su primer período menstrual. - Mamá... creo que ha llegado mi menarquia -dijo Emma tímidamente.
Su mamá se acercó rápidamente y la abrazó con cariño. Le recordó todo lo que habían hablado juntas y cómo estaba preparada para este día. Emma se sintió tranquila y segura gracias al apoyo de su familia. Los días pasaron y Emma siguió adelante con valentía.
Compartió su experiencia con sus amigas e incluso les enseñó lo que había aprendido sobre la menstruación.
Se convirtió en una fuente de apoyo para todas ellas y juntas superaron cualquier miedo o inseguridad que pudieran tener al respecto. Con el tiempo, Emma se dio cuenta de que la menarquia no era algo de qué avergonzarse o temer; era simplemente parte natural del crecimiento y desarrollo de toda mujer.
Aprendió a cuidarse durante esos días especiales y a sentirse orgullosa de ser quien era. Y así, entre risas, juegos y conversaciones sinceras, Emma siguió adelante disfrutando cada etapa de su vida en Villa Feliz junto a sus seres queridos.
FIN.