Emmanuel, el travieso de la escuela


Emmanuel era un niño travieso que asistía a la escuela de preescolar. Siempre estaba inventando travesuras y haciendo reír a sus compañeros, pero a veces sus travesuras terminaban en problemas.

Un día, durante el horario de clase, Emmanuel decidió pintar su mano y estamparla en las paredes del aula. La maestra, la Seño Ana, se puso muy triste al ver lo que había hecho Emmanuel.

- ¡Emmanuel, no se hace eso! Las paredes no son para pintar, ¿entiendes? - le dijo con voz seria. Emmanuel se sintió mal por haber entristecido a la Seño Ana, y decidió pedir disculpas y ayudar a limpiar la pared. A partir de ese día, Emmanuel empezó a canalizar su energía traviesa de manera positiva.

Empezó a ayudar a la Seño Ana en tareas de la escuela y a hacer reír a sus compañeros con chistes y juegos divertidos.

Poco a poco, se convirtió en un líder positivo en el aula, enseñando a sus amigos la importancia de divertirse sin causar daño. La Seño Ana estaba orgullosa de la transformación de Emmanuel y todos aprendieron la valiosa lección de que incluso la travesura puede convertirse en algo bueno.

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