Empowering Young Advocates


Había una vez un profesor llamado Don Julio que enseñaba en la universidad.

A Don Julio le apasionaba la producción de alimentos y quería transmitirles a sus estudiantes lo importante que era producir, transformar y comercializar animales de forma ética, sostenible y equitativa. Un día, Don Julio decidió llevar a sus estudiantes al campo para mostrarles cómo se llevaba a cabo este proceso. Todos estaban emocionados por esta aventura educativa.

Al llegar al campo, los estudiantes se encontraron con un granjero llamado Martín. Martín tenía una granja donde criaba animales de interés humano como vacas, cerdos y gallinas. Los alumnos quedaron maravillados al ver todas las actividades que se llevaban a cabo en la granja.

"¡Buenos días! Soy Martín, el granjero", dijo Martín con una sonrisa amigable. "Hoy les mostraré cómo cuidamos a nuestros animales de manera ética y sostenible". Los estudiantes comenzaron su recorrido por la granja.

Primero visitaron el área donde estaban las vacas. Martín les explicó cómo se aseguraban de que las vacas tuvieran suficiente espacio para moverse libremente y pastar en prados verdes. "¿Por qué es importante darles tanto espacio?", preguntó uno de los estudiantes curioso.

"Es importante porque así las vacas pueden vivir felices y saludables", respondió Martín. "Además, cuando las vacas están tranquilas y bien alimentadas, producen leche de mejor calidad". Luego, los alumnos fueron a ver a los cerdos.

Se sorprendieron al descubrir que los cerdos también tenían mucho espacio para moverse y juguetes para entretenerse. "¿Por qué les damos tanto espacio a los cerdos?", preguntó otra estudiante. "Es importante porque los cerdos necesitan ejercitarse y tener un ambiente limpio", explicó Martín.

"Además, cuando los cerdos están felices, su carne es más sabrosa". Finalmente, visitaron el gallinero. Los estudiantes quedaron fascinados al ver a las gallinas corretear libremente por el campo.

"¿Por qué dejamos que las gallinas anden sueltas?", preguntó otro estudiante curioso. "Es importante porque así las gallinas pueden picotear en el suelo buscando comida natural", respondió Martín. "Además, cuando las gallinas están sanas y bien alimentadas, ponen huevos de mejor calidad".

Después de la visita a la granja, Don Julio reunió a sus estudiantes bajo un árbol para reflexionar sobre lo aprendido. "Chicos, hoy hemos visto cómo se puede producir animales de interés humano de manera ética y sostenible", dijo Don Julio con orgullo.

"Ahora entienden que es posible criarlos en condiciones adecuadas donde puedan vivir felices y saludables". Los estudiantes asintieron emocionados. Habían comprendido la importancia de cuidar a los animales respetando su bienestar y preservando el medio ambiente.

Desde aquel día en la granja, los alumnos de Don Julio se convirtieron en defensores del comercio justo y sostenible.

Comenzaron proyectos comunitarios para promover prácticas éticas en la producción animal y educaron a otros sobre la importancia de consumir productos provenientes de granjas responsables. Así, gracias a la experiencia vivida en el campo, estos estudiantes se convirtieron en agentes de cambio y contribuyeron a un mundo más justo y equitativo para los animales y las personas.

Y todo comenzó con una visita educativa al campo.

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