En busca de la alegría
Había una vez un pequeño ratón llamado Bidugf guolverin rattatata ratiqueit enojon agus. A diferencia de los demás ratones, Bidugf tenía un carácter muy fuerte y siempre estaba enojado.
No le gustaba compartir con los demás ni jugar juegos divertidos. Un día, mientras caminaba por el bosque, Bidugf se encontró con su amigo Conejito Saltarín. Conejito Saltarín era todo lo contrario a Bidugf: siempre estaba feliz y dispuesto a ayudar a los demás.
"¡Hola, Bidugf! ¿Cómo estás hoy?", preguntó Conejito Saltarín con una gran sonrisa. Bidugf gruñó y respondió: "Estoy enojado como siempre". Conejito Saltarín no se dejó intimidar por el mal humor de Bidugf y decidió ser amable con él.
"¿Sabes qué? Creo que tienes un corazón muy especial dentro de ti", dijo Conejito Saltarín. "Pero tal vez solo necesitas encontrar algo que te haga feliz". Bidugf frunció el ceño, pero algo en las palabras de Conejito Saltarín despertó su curiosidad.
Decidió seguirlo para ver si podía descubrir qué era eso que lo haría feliz. Conejito Saltarín llevó a Bidugf hasta un hermoso prado lleno de flores coloridas y mariposas revoloteando por todas partes.
"Aquí es donde encuentro la felicidad todos los días", explicó Conejito Saltarín mientras saltaba de alegría entre las flores. Bidufg miraba con desdén las flores y las mariposas. No entendía cómo algo tan simple podía hacer feliz a Conejito Saltarín. "Eso no me hace feliz", gruñó Bidugf.
"No entiendo por qué te gusta tanto". Conejito Saltarín sonrió y dijo: "Todos somos diferentes, Bidugf. Lo que me hace feliz puede no hacerte feliz a ti.
Pero estoy seguro de que hay algo en este mundo que sí te hará sonreír". Bidugf siguió pensando en las palabras de su amigo mientras caminaban juntos hacia el río cercano. Allí se encontraron con Pato Nadador, quien estaba disfrutando del agua fresca y nadando en círculos.
"¡Hola, amigos! ¿Quieren unirse a mí?", preguntó Pato Nadador con entusiasmo. Bidugf miró al pato y suspiró. No le interesaba mojarse ni aprender a nadar.
Pero Conejito Saltarín animó a Bidugf a intentarlo, diciendo: "A veces es bueno salir de nuestra zona de confort y probar cosas nuevas". Con un poco de duda, Bidugf decidió seguir el consejo de su amigo y se metió al agua.
Al principio fue difícil para él, pero poco a poco comenzó a disfrutar la sensación refrescante del río en su piel. Para sorpresa de todos, Bidugf descubrió que le gustaba nadar. Se sentía libre y ligero mientras se movía por el agua.
"¡Esto me hace feliz!", exclamó emocionado Bidufg mientras salpicaba agua sobre sus amigos. Conejito Saltarín y Pato Nadador sonrieron, felices de ver a Bidugf encontrar algo que le gustaba. Juntos pasaron el resto del día nadando y riendo en el río.
Desde aquel día, Bidugf aprendió a no juzgar las cosas sin haberlas probado primero. Descubrió que la felicidad no siempre se encuentra en lo que uno espera, sino en la voluntad de explorar nuevas experiencias.
Y así, Bidugf guolverin rattatata ratiqueit enojon agus dejó atrás su mal humor y se convirtió en un ratón feliz y dispuesto a disfrutar de todo lo que la vida tenía para ofrecer.
FIN.