En busca de la felicidad
Había una vez un Buldog francés llamado Félix que vivía en el campo con su dueño, Hilario. Hilario era un hombre muy divertido y siempre se aseguraba de que Félix estuviera feliz y contento.
Un día soleado, mientras jugaban al aire libre, Félix corrió tan rápido que se alejó demasiado de Hilario y se perdió. Desorientado, comenzó a buscar a su dueño por todos lados, pero no tuvo éxito.
Mientras tanto, en un árbol cercano, había una ardilla llamada Chispa. Chispa era curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Cuando vio a Félix perdido y triste, decidió ayudarlo. - ¡Hola! ¿Estás perdido? - preguntó Chispa desde lo alto del árbol.
Félix levantó la cabeza y miró hacia arriba. Sorprendido de encontrar a alguien allí, respondió:- Sí, me he perdido y no puedo encontrar a mi dueño Hilario. ¿Puedes ayudarme? Chispa bajó del árbol con agilidad y dijo:- Claro que puedo ayudarte.
Conozco este campo como la palma de mi mano. Vamos a buscarlo juntos. Félix se emocionó al escuchar eso y siguió alegremente a Chispa mientras exploraban el campo en busca de Hilario.
Durante su búsqueda, encontraron animales amigables como conejos saltarines y pájaros cantores. Después de mucho caminar sin éxito, los dos amigos decidieron descansar bajo un gran roble para pensar en qué hacer a continuación. - No te preocupes, Félix.
Seguro que encontraremos a Hilario pronto - dijo Chispa tratando de animarlo. Félix suspiró y respondió:- Ojalá sea así, pero cada vez me siento más triste y cansado. En ese momento, una mariposa se posó en la nariz de Félix y comenzó a revolotear alrededor de él.
Esto hizo reír a Félix por primera vez desde que se había perdido. - ¡Mira, Chispa! Esta mariposa me hizo reír. Tal vez deberíamos buscar algo que nos haga felices mientras buscamos a Hilario - exclamó Félix emocionado.
Chispa sonrió y dijo:- ¡Eso es una excelente idea! Vamos a buscar cosas divertidas y emocionantes en lugar de solo preocuparnos por encontrar a Hilario. Así comenzaron su búsqueda de cosas divertidas.
Jugaron con las hojas caídas, saltaron en charcos de barro e incluso se balancearon en las ramas bajas de los árboles. Cada nueva aventura les hacía olvidar un poco su tristeza y les daba energía para seguir adelante.
Mientras tanto, Hilario había estado buscando desesperadamente a Félix por todo el campo. Se sentía muy triste sin su amado perro cerca. De repente, escuchó risas provenientes del roble donde Félix y Chispa estaban jugando.
Corrió hacia allí y cuando vio a su querido perro rodeado de risas y alegría, no pudo evitar sonreír también. - ¡Félix! ¡Estás aquí! - exclamó Hilario abrazando a su mascota. Félix ladró emocionado y saltó a los brazos de Hilario.
Chispa, quien había estado observando desde una distancia prudente, se acercó también. - Gracias por cuidar de Félix mientras estaba perdido, Chispa. Eres una ardilla muy especial - dijo Hilario con gratitud. Chispa sonrió y respondió:- Fue un placer ayudar a Félix.
A veces, en medio de la tristeza, encontramos cosas maravillosas que nos hacen reír y recordar lo importante que es disfrutar del presente. Desde ese día, Félix nunca más se perdió en el campo gracias a su amiga Chispa.
Juntos aprendieron que aunque las adversidades pueden ser difíciles, siempre hay algo positivo que podemos encontrar si mantenemos nuestros corazones abiertos a la alegría y la amistad verdadera. Y así continuaron viviendo aventuras juntos en el campo durante muchos años más.
FIN.