En busca de la hermana perdida



Mateo estaba muy preocupado por su hermana Arley, así que decidió buscarla junto a sus amigos Hugo y Priscilla. Se pusieron en marcha por el barrio, preguntando a todos si habían visto a la pequeña.

- ¿Viste a Arley por aquí? - preguntó Mateo a la vecina del frente. - No, Mateo. Lo siento, espero que la encuentren pronto - respondió la vecina con tristeza. Los tres amigos siguieron buscando incansablemente, recorriendo cada rincón del barrio.

Mientras caminaban, se encontraron con un anciano sabio sentado en un banco en el parque. - Disculpe señor, ¿ha visto a una niña llamada Arley por aquí? - preguntó Priscilla con esperanza.

- Sí, la vi corriendo hacia el bosque hace un rato. Parecía muy emocionada - respondió el anciano con calma. Sin dudarlo, Mateo y sus amigos se dirigieron hacia el bosque.

A medida que avanzaban entre los árboles, escucharon risas y voces de niños cerca de un arroyo. Corrieron hacia allí y encontraron a Arley jugando con otros niños desconocidos. - ¡Arley! ¡Hermanita! ¡Te estábamos buscando por todas partes! - exclamó Mateo emocionado al verla sana y salva.

- ¡Hermanito! Estoy bien, conocí nuevos amigos aquí en el bosque - dijo Arley sonriente. Los niños desconocidos resultaron ser amigables habitantes del bosque que estaban encantados de jugar con Arley.

Mateo aprendió una lección importante sobre la importancia de prestar atención a los demás y no dar nada por sentado. - Gracias por ayudarme a encontrar a mi hermana, chicos. A partir de ahora seré más atento y cuidadoso contigo, Arley - prometió Mateo mientras abrazaba felizmente a su hermana.

De regreso a casa, los cuatro niños compartieron las aventuras vividas durante ese día inolvidable.

La familia se reunió para celebrar juntos el regreso seguro de Arley y reflexionar sobre lo valioso que es estar siempre alerta y cuidar unos de otros en todo momento. Desde entonces, Mateo se convirtió en un hermano más responsable y cariñoso; siempre pendiente de su querida hermana Arley y dispuesto a protegerla en cada paso del camino.

Juntos aprendieron que la verdadera fuerza reside en la unidad familiar y el amor incondicional que los une para siempre.

Y así fue como esta historia termina felizmente con risas compartidas bajo el cálido sol del atardecer mientras los pájaros cantan melodías de alegría en lo alto de los árboles del bosque encantado donde todo comenzó.

FIN.

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