En busca de la luz divina


Había una vez en un mundo donde todo era oscuro. No había colores, no había formas, solo oscuridad. Los animales caminaban a tientas, sin poder ver a dónde iban.

Las plantas no podían crecer porque les faltaba la luz del sol. En este mundo sombrío vivían dos amigos muy especiales: Luna, una luna curiosa y brillante, y Sol, un sol radiante y cálido.

Un día, mientras paseaban juntos por la oscuridad, Luna le dijo a Sol: "¿No te gustaría que hubiera luz en nuestro mundo? Así podríamos ver todo lo que nos rodea y disfrutar de los colores y las formas".

Sol asintió con entusiasmo y dijo: "¡Tienes razón! Pero ¿cómo podemos hacer para traer la luz a este lugar tan oscuro?". Luna pensó durante un momento y luego exclamó: "¡Ya sé! Podemos pedirle ayuda a Dios. Dicen que es muy poderoso y puede hacer cosas maravillosas".

Sin dudarlo, los dos amigos se pusieron en camino para encontrar a Dios y rogarle que trajera la luz a su mundo. Después de caminar mucho tiempo, finalmente llegaron al cielo donde habitaba Dios.

Con voz temblorosa pero llena de esperanza, Luna le dijo: "Dios querido, nuestro mundo está sumido en la oscuridad. Por favor, ayúdanos a traer la luz para que podamos ver la belleza que nos rodea". Dios escuchó atentamente el pedido de los dos amigos y sonrió con bondad.

Con un gesto lleno de amor, creó una gran bola de fuego resplandeciente y la lanzó hacia el firmamento. En ese instante mágico, el cielo se iluminó con una luz deslumbrante que inundó todo el mundo.

Luna y Sol observaron maravillados cómo los colores aparecían ante sus ojos por primera vez. El verde de los árboles, el azul del cielo y el amarillo de las flores los dejaron sin aliento.

Desde ese día, gracias a la luz del sol creado por Dios, conocimos el día y la noche. "¡Mira qué hermoso es todo ahora con esta nueva luz!", exclamó Luna emocionada.

"Gracias a Dios ahora podemos apreciar toda la belleza que nos rodea", respondió Sol con gratitud. Y así fue como Luna y Sol aprendieron que incluso en medio de la oscuridad más profunda siempre hay esperanza si tenemos fe en algo más grande que nosotros mismos.

Juntos siguieron explorando su mundo recién iluminado lleno de colores e infinitas posibilidades para descubrir. Y así continuaron siendo grandes amigos bajo la luz del sol creada por Dios.

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