En busca de la melodía perdida


Hace mucho tiempo, en el pequeño pueblo de Comas Concepción Junín, existía una leyenda muy especial sobre un ser mágico llamado Tunzo.

Se decía que Tunzo era un duende travieso que vivía en lo más profundo del bosque y que tenía el poder de conceder deseos a aquellos que se cruzaran en su camino. Un día, dos hermanos llamados Martín y Lucía decidieron aventurarse en el bosque en busca de Tunzo.

Habían escuchado las historias sobre sus maravillosos poderes y estaban ansiosos por conocerlo. Al adentrarse en el bosque, los hermanos se encontraron con un anciano sabio que les advirtió sobre los peligros de tratar con seres mágicos.

Sin embargo, Martín y Lucía estaban decididos a encontrar a Tunzo y continuaron su camino sin prestarle atención al anciano. Después de caminar durante horas, finalmente llegaron a un claro en medio del bosque donde vieron a Tunzo sentado junto a un arcoíris brillante.

El duende los recibió con una sonrisa cálida y les preguntó cuál era su deseo más profundo. "Queremos ser los mejores músicos del mundo", dijo Martín emocionado. Tunzo asintió con complicidad y les entregó dos flautas mágicas hechas de cristal.

Les explicó que si tocaban una melodía sincera y llena de amor, su deseo se cumpliría. Los hermanos regresaron al pueblo llenos de emoción y comenzaron a practicar con las flautas mágicas.

Pronto descubrieron que la música fluía naturalmente de sus corazones cuando tocaban juntos, creando melodías tan hermosas que hacían llorar a quienes las escuchaban. Su talento musical se hizo famoso en todo el pueblo e incluso llegaron a tocar para la reina del reino vecino.

Martín y Lucía se convirtieron en los músicos más aclamados del mundo entero gracias al regalo mágico de Tunzo. Sin embargo, un día, mientras tocaban frente a una multitud enorme, las flautas mágicas se rompieron repentinamente.

Los hermanos sintieron un profundo dolor al perder su fuente de inspiración pero recordaron las palabras sabias de Tunzo: "La verdadera magia está dentro de ustedes".

Fue entonces cuando Martín tomó una guitarra vieja que había pertenecido a su abuelo y comenzó a tocarla con tanta pasión como lo había hecho con la flauta mágica. Lucía lo acompañó con su voz angelical y juntos crearon una nueva melodía aún más poderosa que antes.

Desde ese día, Martín y Lucía siguieron compartiendo su música por todo el mundo, inspirando a millones de personas con su talento único. Aprendieron que la verdadera magia no reside en objetos materiales sino en el amor, la pasión y la creatividad que llevamos dentro.

Y así fue como la leyenda de Tunzo siguió viva en Comas Concepción Junín, recordándoles a todos que los verdaderos milagros ocurren cuando creemos en nosotros mismos y seguimos nuestros sueños con valentía e determinación.

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