En busca de la Oveja Perdida



Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires, y los niños estaban muy emocionados porque era el fin de semana. Yoana, una niña curiosa y valiente, estaba en la casa de su primo Mateo, que tenía una sonrisa contagiosa y un corazón lleno de aventuras.

-Jo, me parece que no puedo encontrar a Lía -dijo Mateo, mirando alrededor de su habitación.

-¿Lía? -preguntó Yoana, frunciendo el ceño. -¿Quién es Lía?

-Mi peluche oveja preferido. Siempre está conmigo, pero hoy no la encuentro -respondió Mateo, con lágrimas en los ojos.

-¡No te preocupes! ¡Vamos a encontrarla! -exclamó Yoana, llena de energía.

Mientras los dos buscaban, comenzaron su aventura en cada rincón de la casa. Comenzaron en el salón.

-¡Lía! -gritó Mateo, mientras movía los cojines del sofá. -¿Estás aquí?

-Quizás se fue a dar un paseo -bromeó Yoana, haciendo que Mateo sonriera por un momento.

No encontraron nada en el salón, así que decidieron buscar en la cocina. Mientras revisaban debajo de la mesa,

-Mira, incluso la galletita de avena que me dejó mi abuela -dijo Mateo, levantando un trozo de galleta.

-Es hora de guardar eso en la caja -rió Yoana, señalando a la basura.

Después de revisar toda la cocina, se dirigieron al patio. La pequeña área verde detrás de la casa estaba llena de flores, juguetes y un viejo columpio. Pero Lía no estaba allí.

-¿Y si se fue a la casa del vecino? -preguntó Mateo.

-Buena idea. ¡Vamos a investigar! -dijo Yoana, con un brillo en los ojos.

Se acercaron a la casa del vecino, donde el perro de la familia, un Labrador llamado Tobi, salió corriendo a recibirlos.

-Hola, Tobi. ¿Has visto a Lía? -preguntó Mateo, agachándose a acariciar al perro.

Tobi ladró alegremente y corrió hacia la esquina del jardín, como si les hubiera entendido.

-¿Te imaginas que se escondió detrás de la planta de tomates? -dijo Yoana, poniendo su mano sobre la frente como si fuera un sombrero de explorador.

Los niños corrieron hacia la planta. Mientras buscaban, Mateo se detuvo de repente.

-Mira, hay algo brillante en el suelo -dijo.

Era una pequeña campanita, que habían perdido el verano anterior durante un juego.

-¡Se parece a la que colgaba del cuello de Lía! -gritó Yoana. -¿Y si la encontramos en el parque?

-Sí, vamos al parque. ¡Lía seguro está allí! -dijo Mateo, emocionado por la nueva pista.

Ambos corrieron hacia el parque cercano donde solían jugar cada tarde. Miraron entre los arbustos, en los bancos, y llamaron a Lía una vez más. Su amistad se llenó de risas y recuerdos. De repente, un grupo de niños que estaban jugando a lanzar un frisbee se acercaron.

-Hola, chicos. ¿Buscan algo? -les preguntó una niña de cabello rizado.

-Buscamos a Lía, mi peluche oveja -dijo Mateo.

-¿La oveja que tenía una campanita en el collar? -preguntó otro niño, señalando hacia el lado de la cancha de fútbol.

-¡Sí! ¡Esa misma! -exclamó Yoana, sintiendo que la esperanza se avivaba.

El grupo de niños ayudó a buscar por todo el parque. Llamaron a Lía con voces alegres y gritos hasta que

-¡Miren! ¡Ahí está! -gritó uno de los niños, señalando hacia un árbol.

Los dos primos corrieron hacia el lugar y encontraron a Lía, colgando del árbol, con la campanita sonando suavemente al viento.

-¡Lía! ¡Te encontré! -gritó Mateo, abrazando a su peluche con alegría.

-Es como un cuento de hadas -río Yoana, sintiéndose orgullosa de haber ayudado a su primo.

-Gracias a todos por su ayuda -dijo Mateo. -Esto será una gran historia para contar.

Los niños festejaron el hallazgo de Lía, y pasaron el resto de la tarde jugando en el parque.

-¿Sabes qué? -preguntó Mateo.

-¿Qué? -respondió Yoana.

-A veces cuando perdemos algo que amamos, solo necesitamos un poco de ayuda de nuestros amigos -dijo él, abrazando fuerte a Lía.

-Exacto, primo. La amistad hace que las aventuras sean más especiales -contestó Yoana, sonriendo mientras miraba los brotes de nuevos juegos que estaban por florecer en sus corazones.

Y así, con sus corazones llenos de alegría y amistad, los dos primos aprendieron que la ayuda de amigos y familiares es a veces lo que se necesita para encontrar lo que hemos perdido en la vida.

A partir de ese día, cada vez que se encontraban, Lía también era parte de la aventura.

FIN.

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