En busca de la piedra de la alegría
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Patitas Felices, un gato llamado Mimoso y un perro llamado Saltarín. Ambos eran los mejores amigos y siempre estaban juntos jugando y divirtiéndose.
Un día, mientras paseaban por el bosque, se encontraron con una hada muy especial que les dijo: "Si quieren encontrar la verdadera felicidad, deberán buscar la piedra de la alegría que se encuentra en lo más alto del Monte Sonriente".
Mimoso y Saltarín se miraron emocionados y decidieron emprender juntos esa increíble aventura. El camino hacia el Monte Sonriente estaba lleno de desafíos, pero con valentía y trabajo en equipo lograron superarlos.
Al llegar a la cima del monte, encontraron la piedra de la alegría brillando con intensidad. Sin embargo, justo cuando estaban a punto de tomarla, apareció el malvado Zarpas, un lobo astuto que quería apoderarse de la piedra para su propio beneficio.
"¡No dejaré que se lleven esa piedra tan fácilmente!", gruñó Zarpas amenazadoramente. Mimoso y Saltarín no se amedrentaron. Sabían que debían proteger la piedra de la alegría para llevar felicidad a todo el pueblo de Patitas Felices. Así que idearon un plan ingenioso para despistar al lobo.
Saltarín empezó a correr en círculos alrededor de Zarpas mientras Mimoso saltaba ágilmente sobre las rocas del monte hasta llegar a la piedra brillante. Con un rápido movimiento, Mimoso agarró la piedra y salió corriendo hacia donde estaba Saltarín.
"¡Rápido! ¡Tenemos que llevar esta piedra al pueblo antes de que nos alcance Zarpas!", exclamó Saltarín mientras corrían velozmente colina abajo. Zarpas los perseguía furioso, pero Mimoso y Saltarín eran más rápidos.
Finalmente llegaron al pueblo de Patitas Felices donde todos los animales los recibieron con alegría y emoción al ver la preciada piedra resplandeciente en sus patitas.
Al colocarla en el centro del pueblo, una luz brillante iluminó todo el lugar y una sensación cálida invadió los corazones de todos los habitantes. La verdadera felicidad había llegado gracias al valor y determinación de Mimoso y Saltarín. Desde ese día en adelante, el pueblo de Patitas Felices vivió lleno de alegría y armonía.
Y Mimoso y Saltarín aprendieron que trabajando juntos podían superar cualquier obstáculo para alcanzar la verdadera felicidad.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero recuerda: nunca temas enfrentarte a tus miedos porque dentro de ti siempre habrá valentía para lograr lo imposible si crees en ti mismo.
FIN.