En busca de mamá gusano



Había una vez en un enorme bosque, un pequeño gusanito llamado Gus. Un día, mientras exploraba el bosque con su mamá, se distrajo con una juguetona mariposa y se separó de ella.

Trató de encontrarla pero el bosque era tan grande que se sentía perdido y desesperado. "¡Mamá! ¡Mamá! ¿Dónde estás?" gritaba Gus, pero no obtenía respuesta. Comenzó a preocuparse pensando que jamás encontraría a su mamá en ese inmenso lugar.

Justo en ese momento, una amigable mariquita llamada Marta se acercó a él y le preguntó qué le sucedía. "Estoy perdido, no encuentro a mi mamá", respondió Gus con lágrimas en los ojos. Marta, sin dudarlo, se ofreció a ayudarlo y juntos empezaron la búsqueda.

En el camino, se encontraron con Franco el zorro, quien se unió a ellos. Franco les dijo que había visto a una gusana mayor cerca del arroyo y les ofreció guiarlos. Mientras tanto, Valentina la ardilla, escuchó la conversación y decidió unirse al grupo.

"¡Yo conozco el lugar perfecto para buscar! Vamos por aquí", dijo Valentina. Así, el grupo de animales fue creciendo a medida que avanzaban en la búsqueda.

Pronto se sumaron Beto el búho, Lola la lagartija y muchos otros amigos del bosque. Juntos recorrieron cada rincón, superando obstáculos y enfrentando desafíos. Finalmente, después de mucho esfuerzo, encontraron a la mamá de Gus. Emocionado, Gus se abrazó a su mamá y agradeció a todos sus nuevos amigos por haberlo ayudado.

En ese momento, Gus reflexionó: "Aunque el bosque era enorme y me sentía muy pequeño, con la ayuda de mis amigos logramos encontrar a mamá. A veces los problemas parecen imposibles, pero con amigos y determinación, siempre se puede encontrar una solución".

Todos los animales asintieron con una sonrisa, felices de haber ayudado a Gus.

Desde ese día, Gus supo que, sin importar lo grande que pareciera un problema, siempre habría una solución si se mantenía fuerte y contaba con la ayuda de sus amigos.

FIN.

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