En busca de Mateo
Había una vez en un barrio tranquilo de Buenos Aires, una niña llamada Sofía que tenía un perro llamado Pancho. Pancho era su compañero fiel y juntos vivían aventuras todos los días.
Un día, mientras jugaban en el parque, Pancho se escapó asustado por el ruido de unos fuegos artificiales. Sofía buscó a Pancho por todas partes, pero no lo encontraba. Estaba desesperada y triste.
Decidió entonces salir a recorrer las calles del barrio en busca de su querido amigo animal. Caminó y caminó sin descanso, preguntando a cada persona que veía si habían visto a un perro parecido a Pancho. Pero nadie sabía nada.
Hasta que llegó al mercado del barrio, donde se encontró con Don José, un anciano amable que vendía frutas y verduras. "Buenas tardes, Don José.
¿Ha visto usted a mi perro Pancho? Es marrón con manchas blancas y lleva un collar rojo", preguntó Sofía con esperanza en los ojos. "Sí, chiquita. Justamente vi a un perrito así merodeando por la plaza hace un rato. Creo que lo vi entrar al parque", respondió Don José con una sonrisa comprensiva.
Sofía corrió hacia el parque con el corazón latiéndole fuerte de emoción. Y allí estaba Pancho, debajo de un árbol mirando tristemente a su alrededor.
"¡Pancho! ¡Aquí estás! ¡Qué susto me diste! ¡No vuelvas a hacerme eso!", exclamó Sofía abrazando a su amigo animal con fuerza. Pancho movió la cola feliz de ver a su dueña nuevamente y juntos regresaron a casa entre risas y lamidas cariñosas.
Desde ese día, Sofía aprendió la importancia de tener cuidado con los ruidos fuertes para no asustar a sus mascotas. Y así, entre ladridos y juegos, Sofía y Pancho continuaron viviendo felices sus aventuras diarias en aquel barrio encantador de Buenos Aires.
FIN.