En busca de Rocco


Había una vez una muñeca llamada Eva que vivía en una hermosa casa de juguete.

Durante el día, los niños la cuidaban y jugaban con ella, pero por las noches, cuando todos se iban a dormir, Eva cobraba vida y exploraba la casa. Un día, mientras los niños estaban en la escuela, Eva decidió aventurarse más allá de los límites de su hogar.

Estaba emocionada por descubrir qué había más allá de las cuatro paredes que siempre había conocido. Con mucho cuidado, abrió la puerta principal y salió al mundo exterior. Eva caminó por el jardín y quedó maravillada con las flores coloridas y el canto de los pájaros.

Mientras se adentraba en el bosque cercano, notó un arroyo cristalino que corría alegremente entre los árboles. Sin pensarlo dos veces, decidió seguirlo para ver a dónde la llevaría.

Mientras seguía el curso del arroyo, Eva encontró a otros animales jugando felices: conejos saltando entre los arbustos y ardillas correteando por los árboles. Todos parecían disfrutar tanto como ella de aquel lugar mágico. De repente, un pequeño ratón apareció frente a Eva. "¡Hola! ¿Quién eres tú?", preguntó curiosa la muñeca.

El ratón sonrió y respondió: "Soy Rocco, el ratoncito aventurero. Me gusta explorar lugares nuevos". Eva le contó sobre su deseo de conocer más allá del hogar donde vivía y cómo había decidido escapar.

Rocco, con su espíritu aventurero, decidió acompañarla en su travesía. Mientras caminaban juntos, Eva y Rocco se encontraron con un viejo búho sabio llamado Héctor. El búho les contó historias fascinantes sobre el mundo exterior y les aconsejó tener cuidado al explorarlo.

Con las palabras de Héctor en sus mentes, Eva y Rocco continuaron su camino. Pronto llegaron a una colina alta desde donde podían ver toda la ciudad. Estaban asombrados por los edificios altos y las luces brillantes.

Pero mientras disfrutaban de la vista, una ráfaga de viento fuerte sopló y llevó a Eva lejos de Rocco. La muñeca se asustó al verse sola en medio de la gran ciudad desconocida.

Eva comenzó a buscar desesperadamente a Rocco entre tanta gente, pero era difícil encontrarlo entre la multitud. Sin embargo, no se rindió y recordando las palabras del búho sabio, decidió pedir ayuda. "¡Por favor! ¡Ayuda!", gritaba Eva mientras pasaba junto a la gente que caminaba apresurada.

Finalmente, una niña llamada Sofía escuchó sus llantos y se acercó para saber qué estaba pasando. Eva le explicó cómo había escapado de su hogar y perdido a su amigo ratón.

Sofía entendió lo importante que era encontrar a Rocco para Eva y juntas comenzaron una búsqueda incansable. Preguntaron por todas partes hasta que finalmente encontraron al ratoncito escondido detrás de una tienda de juguetes. Eva y Rocco se abrazaron con alegría y agradecieron a Sofía por su ayuda.

La niña les sugirió que regresaran a casa antes de que los niños volvieran de la escuela, para evitar preocupaciones innecesarias. De vuelta en la casa de juguete, Eva prometió nunca más escapar sin permiso.

Aprendió que aunque el mundo exterior puede ser emocionante, es importante valorar y cuidar del lugar al que pertenecemos. Desde aquel día, Eva disfrutó cada momento en su hogar junto a los niños, sabiendo que siempre habría aventuras esperándola dentro de sus límites seguros.

Y cuando llegaba la noche, cerraba los ojos felizmente, soñando con las maravillas del mundo exterior mientras descansaba en su cama acogedora.

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