en busca de un nuevo planeta



Alfonso e Inés vivían en Lomas de Solymar, un lugar tranquilo y lleno de aventuras. Su papá, Germán, era astronauta y les enseñó todo sobre explorar nuevos territorios.

Un día, Alfonso e Inés decidieron emprender una emocionante misión: conquistar un nuevo planeta jamás descubierto. Con la ayuda de su asistente robot, Fénix, prepararon su nave espacial y se lanzaron a la aventura. "¡Estamos listos para la gran travesía!" exclamó Alfonso con entusiasmo.

"Sí, será una gran aventura llena de descubrimientos", respondió Inés emocionada. El viaje al espacio fue emocionante y lleno de desafíos. Atravesaron asteroides, esquivaron rayos láser y finalmente llegaron a un planeta desconocido. Al bajar de la nave, se maravillaron con el paisaje alienígena.

Todo era diferente: plantas luminosas, animales con múltiples ojos y un cielo de colores nunca vistos. "¡Esto es asombroso!" exclamó Inés, sorprendida por la belleza del planeta. "Sí, pero también tenemos que ser cautos. No sabemos qué peligros nos esperan", advirtió Alfonso.

Decidieron explorar el planeta con cuidado. Pronto descubrieron que estaba habitado por criaturas pacíficas que los recibieron con curiosidad. Los astronautas aprendieron sobre la cultura y costumbres de los habitantes del nuevo planeta.

Compartieron sus conocimientos sobre la Tierra y juntos encontraron formas de ayudarse mutuamente. Después de muchas aventuras y aprendizajes, Alfonso e Inés se despidieron de sus nuevos amigos alienígenas. Regresaron a la Tierra con el corazón lleno de experiencias inolvidables.

"¡Hemos logrado conquistar un nuevo planeta y hacer amigos en el espacio!" exclamó Alfonso, emocionado por la hazaña. "Sí, y todo gracias a la valentía y curiosidad que heredamos de papá", respondió Inés, con una sonrisa.

Desde ese día, Alfonso e Inés siguieron explorando nuevos mundos, siempre con la esperanza de encontrar amistad y comprensión en los rincones más lejanos del universo.

FIN.

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