En busca de un sentido en la vida



Había una vez en un pequeño estanque, un sapo llamado Emer. A pesar de tener un hogar seguro y cómodo, Emer sentía que algo le faltaba en su vida. Un día, decidió aventurarse en el mundo en busca de un propósito.

Emer se adentró en el bosque, saltando de hoja en hoja, con la esperanza de encontrar algo que le diera significado a su existencia. En su travesía, se encontró con otros animales del bosque que le hablaban sobre sus propias experiencias y le enseñaban lecciones valiosas. Pero a pesar de ello, Emer aún sentía un vacío en su corazón.

Un día, mientras saltaba junto a un arroyo, Emer vio a una hermosa rana llamada Matilda. Ella era amigable, valiente y siempre estaba dispuesta a ayudar a otros animales del bosque. Emer se sintió atraído por su bondad y decidió acercarse. -Hola, soy Emer. Estoy en busca de un propósito en la vida –dijo tímidamente.

Matilda sonrió amablemente y le respondió: -¡Encantada, Emer! Creo que tu propósito puede ser lo que estás haciendo en este mismo momento, explorar y aprender de todo lo que te rodea.

Emer reflexionó sobre las palabras de Matilda y se dio cuenta de que la aventura y el aprendizaje eran el verdadero sentido de su vida. Comenzó a ayudar a otros animales del bosque, compartiendo sus conocimientos y experiencias. Descubrió que al hacer felices a los demás, también llenaba su propio vacío interior.

Con el tiempo, Emer se convirtió en un sabio consejero y un amigo leal para todos en el bosque, agradeciendo a Matilda por ayudarlo a encontrar su verdadero propósito. Juntos, trabajaron para hacer del bosque un lugar mejor, lleno de amistad y solidaridad.

Y así, Emer comprendió que el sentido de la vida no se encuentra en un lugar lejano, sino en las acciones diarias que realizamos y en el amor que compartimos con los demás.

FIN.

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