En busca del collar dorado



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un perro llamado Lucas y un gato llamado Mateo. A pesar de ser diferentes especies, eran los mejores amigos y vivían juntos como hermanos en una acogedora casita.

Lucas era un perro muy juguetón y siempre estaba lleno de energía. Le encantaba correr por el jardín, perseguir mariposas y ladrarle a los pájaros que volaban cerca.

Por otro lado, Mateo era más tranquilo y disfrutaba pasar sus días durmiendo en el sofá o cazando ratones ocasionales. Un día soleado, mientras exploraban el bosque cercano a su hogar, Lucas vio algo brillante entre los arbustos.

Se acercó rápidamente para investigar y encontró un collar dorado con un colgante en forma de corazón. Sin pensarlo dos veces, se lo puso alrededor del cuello. - ¡Mira Mateo! ¡Encontré este hermoso collar! - exclamó Lucas emocionado. Mateo miró con curiosidad el collar y dijo:- Parece muy valioso, Lucas.

Pero debemos encontrar al dueño antes de quedárnoslo. Decidieron regresar a casa e iniciar la búsqueda del propietario del collar dorado. Pusieron carteles por todo el vecindario con la esperanza de que alguien reconociera el objeto perdido.

Días después, recibieron una llamada telefónica de una señora muy preocupada llamada Clara.

Resulta que había perdido su querido cachorro Maxi hacía unas semanas y describió exactamente cómo lucía él: "Es un perrito travieso con un collar dorado y un colgante en forma de corazón". Lucas y Mateo se emocionaron mucho al escuchar esa descripción, ¡era Maxi! Decidieron llevar a Clara al lugar donde habían encontrado el collar. Cuando llegaron al bosque, Lucas comenzó a ladrar y correr hacia los arbustos.

Clara lo siguió y allí encontraron a Maxi escondido detrás de un árbol. - ¡Maxi, mi querido perrito! - exclamó Clara mientras lo abrazaba fuertemente.

Clara estaba tan feliz que no podía dejar de dar las gracias a Lucas y Mateo por haber encontrado a su mascota. Les preguntó cómo podrían recompensarlos por su amabilidad. Mateo, siempre pensativo, sugirió:- No necesitamos una recompensa material, pero nos encantaría tener un día especial juntos como hermanos.

Podríamos ir todos juntos al parque de diversiones. Clara aceptó la propuesta con gusto y así fue como Lucas, Mateo, Maxi y Clara pasaron un día inolvidable lleno de risas y diversión en el parque.

Montaron en la montaña rusa, jugaron en los juegos mecánicos e incluso disfrutaron de deliciosos helados. Desde ese día, Lucas, Mateo y Maxi se volvieron inseparables. Pasaban sus días jugando juntos en el jardín o durmiendo apretujados en el sofá.

Aprendieron que la verdadera amistad no conocía barreras ni diferencias entre especies. Y así es como termina esta historia sobre dos amigos muy especiales: Un perro y un gato que vivieron como hermanos felices.

FIN.

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