En busca del rugido perdido


En un hermoso bosque, vivía Gorila León, un simpático gorila con una melena dorada como la de un león. Gorila León era conocido por ser el más fuerte y valiente de todos los animales del bosque.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Gorila León escuchó unos llantos provenientes de un árbol cercano. Se acercó sigilosamente y descubrió a una pequeña cría de león atrapada en las ramas altas.

- ¡Hola! ¿Necesitas ayuda? - preguntó Gorila León con amabilidad. La cría de león miró hacia abajo y respondió con timidez: - Sí, estoy atrapado y no puedo bajar. Gorila León trepó rápidamente al árbol y rescató a la cría de león sin dificultad alguna.

- ¡Muchas gracias! - dijo la cría de león emocionada-. Mi nombre es Leo, ¿y tú? - Soy Gorila León - respondió él-.

¿Qué haces aquí solo en el bosque? Leo bajó la cabeza tristemente y explicó:- Me perdí mientras jugaba con mis hermanos. Ahora no sé cómo volver a casa. Gorila León comprendió que Leo necesitaba ayuda para regresar junto a su familia. Decidió acompañarlo en su búsqueda hasta encontrarlos.

Durante su aventura juntos, Gorila León enseñaba a Leo cosas sobre el bosque: qué plantas eran comestibles, cómo construir refugios seguros y cómo protegerse de los peligros que acechaban en la naturaleza. Un día, mientras buscaban a la familia de Leo, se encontraron con una manada de elefantes.

Uno de ellos, llamado Elefantina, les preguntó por qué estaban solos en el bosque. - Estamos buscando a la familia de Leo - respondió Gorila León-. Se perdió y queremos ayudarlo a encontrarlos.

Elefantina sonrió y dijo:- ¡Qué noble eres, Gorila León! Nosotros también queremos ayudar. Conocemos muy bien este bosque y seguro sabremos encontrarlos. La manada de elefantes se unió a la búsqueda y juntos recorrieron cada rincón del bosque.

Después de mucho tiempo, finalmente encontraron a los padres de Leo preocupados y angustiados por su desaparición. Al verlos, Leo corrió hacia ellos emocionado y abrazó a sus padres. Todos los animales celebraron el reencuentro con alegría y alivio.

- Gracias por haber cuidado tan bien de nuestro hijo - dijo el padre león con gratitud hacia Gorila León y Elefantina-. Son verdaderos amigos para nosotros. Gorila León sonrió orgulloso y respondió:- Fue un honor poder ayudar a Leo.

La amistad es lo más valioso que podemos tener en esta vida. Desde aquel día, Gorila León, Elefantina, Leo y su familia se convirtieron en inseparables amigos.

Juntos exploraban el bosque, aprendían unos de otros y compartían momentos felices llenos de amor en compañía de toda la naturaleza que los rodeaba.

Y así fue como Gorila León descubrió que no importa cuán grande o fuerte puedas ser, lo más importante es tener un corazón noble y estar siempre dispuesto a ayudar a los demás.

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