En busca del tesoro perdido


Santiago y Charo eran dos amigos aventureros que siempre estaban buscando nuevas emociones.

Un día, mientras caminaban por la playa, encontraron un mapa antiguo que indicaba la ubicación de un tesoro perdido en una isla hermosa y con muchos colores. - ¡Mira, Charo! -exclamó Santiago mostrándole el mapa-. ¡Aquí está marcado el tesoro! Debemos ir a buscarlo. - ¡Genial! -contestó Charo emocionada-.

¿Pero cómo llegamos hasta allá? Santiago pensó por un momento y luego dijo:- Podemos construir una balsa y navegar hasta la isla. Será una gran aventura. Así fue como los dos amigos se pusieron manos a la obra para construir su propia balsa.

Tuvieron algunos problemas al principio, pero finalmente lograron hacerla lo suficientemente resistente para soportar el viaje. Cuando llegaron a la isla, se dieron cuenta de que era aún más hermosa de lo que habían imaginado.

Había árboles altos y frondosos de todos los colores del arco iris, flores exóticas por doquier y animales extraños correteando por todas partes. - ¡Es impresionante! -dijo Charo maravillada-. Pero tenemos que encontrar ese tesoro antes de que alguien más lo haga. Los dos amigos comenzaron su búsqueda siguiendo las pistas del mapa.

Caminaron durante horas sin éxito alguno hasta que llegaron a una cueva oscura e imponente. - Creo que aquí es donde debemos entrar -dijo Santiago señalando hacia adentro-, pero parece peligroso. - ¡Vamos! -exclamó Charo decidida-.

No podemos dejar que el miedo nos detenga. Los dos amigos entraron en la cueva con cautela, pero pronto se dieron cuenta de que no estaban solos.

Un grupo de piratas malvados había llegado antes que ellos y estaba buscando el tesoro también. - ¡Miren a quiénes tenemos aquí! -dijo uno de los piratas riendo-. Dos niños tontos que piensan que pueden encontrar nuestro tesoro.

Santiago y Charo se miraron el uno al otro, sabiendo que tenían una difícil tarea por delante. Pero no se rindieron. Decidieron trabajar juntos para vencer a los piratas y encontrar el tesoro perdido. Después de una larga batalla, Santiago y Charo lograron derrotar a los piratas malvados y encontrar el tesoro escondido.

Era una caja llena de oro, joyas y antigüedades valiosas. - Lo logramos -dijo Santiago emocionado-. Pero lo más importante es que lo hicimos juntos como amigos.

Charo asintió con la cabeza en acuerdo mientras sostenía un diamante brillante en su mano. - Y aprendimos algo muy valioso hoy: nunca debemos rendirnos ante las dificultades -agregó ella sonriendo- porque siempre hay un tesoro esperando al final del camino si seguimos adelante con coraje y determinación.

Los dos amigos salieron victoriosos de la cueva oscura e imponente, llevando consigo su preciado botín y la lección aprendida para toda la vida.

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