En busca del tesoro perdido


Fernando de Magallanes era un valiente navegante que soñaba con descubrir nuevas tierras y conquistar los océanos. Vivía en una hermosa casa junto a su fiel compañero, un perro llamado Patitas.

Un día, mientras se preparaba para zarpar en su gran aventura alrededor del mundo, Fernando se dio cuenta de que había olvidado todo su equipaje en una habitación cerrada con llave.

¡Qué desastre! Sin su ropa y herramientas, no podría enfrentar los desafíos que le esperaban en el mar. Decidido a resolver este problema, Fernando comenzó a explorar cada estancia de su casa en busca de pistas que lo ayudaran a abrir la puerta. En la primera habitación, encontró un cuadro colgado en la pared.

Al acercarse, notó algo extraño: las letras —"A"  y —"C"  estaban resaltadas en diferentes colores. - ¿Qué significará esto? -se preguntó Fernando-, tal vez sean las iniciales de alguna palabra importante.

Siguiendo esta idea, decidió buscar más pistas por toda la casa. Encontró otra pista en la biblioteca: un libro titulado "El tesoro oculto". Al abrirlo cuidadosamente, vio una página marcada donde se destacaban las palabras —"Norte"  y —"Sur" .

- Parece que estas palabras tienen relación con mi viaje -pensó Fernando-. Debo seguir buscando más pistas. En el comedor encontró una carta dirigida a él. La abrió rápidamente y leyó:"Querido Fernando, Si quieres encontrar tus pertenencias, Debes recordar tus orientaciones.

La respuesta está escrita en las estrellas, Y el mapa te guiará a tus estaciones". - ¡Las estrellas y un mapa! -exclamó Fernando emocionado-. Debo encontrar un mapa de navegación y observar las constelaciones.

Siguiendo su intuición, buscó en el estudio y encontró un viejo mapa guardado en un cajón. Con él en sus manos, salió al jardín para mirar el cielo nocturno. Las estrellas brillaban con fuerza, guiándolo hacia la respuesta que tanto necesitaba.

Observando detenidamente el dibujo del mapa, notó dos puntos marcados con una —"A"  y una —"C" . Recordando las letras resaltadas en el cuadro de la primera habitación, decidió trazar una línea imaginaria entre ambos puntos.

La línea se cruzaba justo en medio de dos puertas: la de la cocina y la del sótano. Sin perder tiempo, Fernando abrió primero la puerta de la cocina. Allí encontró una nota que decía:"El tesoro está cerca, Solo debes escuchar. Sigue los sonidos dulces, Que te llevarán a ganar".

Intrigado por estas palabras, siguió los sonidos hasta llegar al salón musical. Allí encontró un piano con algunas notas destacadas: Do-Re-Mi-Fa-Sol-La-Si-Do. Recordando las palabras de la carta, comenzó a tocar esas notas siguiendo su melodía favorita.

De repente, se escuchó un clic proveniente del sótano. Rápidamente bajaron las escaleras junto a Patitas y encontraron una llave dorada sobre una mesa. Sabían que esa era la llave para abrir la habitación donde se encontraba su equipaje.

Con emoción y alivio, Fernando y Patitas corrieron hacia la habitación cerrada. Al girar la llave en la cerradura, la puerta se abrió revelando todas sus pertenencias cuidadosamente preparadas para el viaje. - ¡Lo logramos, Patitas! -dijo Fernando emocionado-.

Gracias a nuestras habilidades de observación y deducción, pudimos resolver este desafío.

Lleno de gratitud por los aprendizajes que había obtenido durante esta aventura en su propia casa, Fernando se dio cuenta de que estaba más preparado que nunca para enfrentar los desafíos que le esperaban en su gran travesía alrededor del mundo. Y así fue como Fernando de Magallanes partió en busca de nuevas tierras y horizontes desconocidos, siempre recordando que cada obstáculo puede ser superado con paciencia, ingenio y una buena dosis de valentía.

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