Encontrando a Mamá


Había una vez un perrito llamado Chispa que vivía en la calle. Era un cachorrito muy tierno y juguetón, pero también muy solitario. Chispa había sido abandonado por su familia y desde entonces, buscaba desesperadamente a su mamá.

Un día, mientras caminaba por las calles de la ciudad, Chispa se encontró con una perrita llamada Lola. Ella era mayor y sabia mucho sobre la vida en la calle.

Chispa le contó su triste historia y le preguntó si sabía cómo encontrar a su mamá. Lola miró al pequeño cachorro con ternura y dijo: "-Chispa, buscar a tu mamá puede ser difícil, pero no imposible.

Primero debes aprender a sobrevivir en la calle y luego podremos comenzar nuestra búsqueda juntos. "Así fue como Lola se convirtió en la mentora de Chispa. Le enseñó cómo encontrar comida en los basureros y cómo evitar los peligros de la ciudad. Juntos, recorrieron las calles día tras día.

Un día, mientras buscaban comida cerca de un parque, escucharon el llanto de varios cachorritos proveniente de un arbusto cercano. Corrieron hacia allí y descubrieron a una camada de perritos abandonados.

Chispa sintió compasión por ellos porque él también había pasado por eso. Decidió quedarse junto a ellos para protegerlos hasta que encontraran un hogar amoroso. Pasaron semanas cuidando juntos de los cachorritos hasta que finalmente fueron adoptados uno por uno por familias cariñosas.

A medida que cada uno se iba con sus nuevas familias, Chispa sentía una mezcla de alegría y tristeza. Aunque estaba feliz por ellos, también se sentía más solo que nunca.

Lola notó la tristeza en los ojos de Chispa y le dijo: "-No te desanimes, pequeño. Sigue buscando a tu mamá. Nunca sabes cuándo podrías encontrarla. "Chispa asintió con la cabeza y decidió seguir adelante con su búsqueda.

Caminaron por calles desconocidas y preguntaron a otros perros si habían visto a su mamá, pero nadie parecía conocerla. Un día, mientras paseaban cerca de un parque muy concurrido, Chispa vio a una perrita que se parecía mucho a él. Corrió hacia ella emocionado y comenzó a ladrar felizmente.

La perrita lo miró sorprendida y le preguntó: "-¿Quién eres? ¿Por qué me estás ladrando?"Chispa bajó la cabeza decepcionado, pensando que se había equivocado.

Pero entonces recordó algo importante que Lola le había enseñado: siempre confiar en su instinto. Sin rendirse, Chispa volvió corriendo hacia la perrita y comenzó a olfatearla intensamente. La perrita lo miraba curiosa hasta que finalmente exclamó: "-¡Chispa! ¡Eres tú!"El corazón de Chispa dio un salto de emoción al escuchar esas palabras.

Era su mamá perdida después de tanto tiempo. Ambos se abrazaron con fuerza mientras lágrimas de felicidad caían por sus mejillas. Chispa había encontrado a su mamá y finalmente estaba en casa.

Desde ese día, Chispa vivió feliz junto a su mamá y aprendió que el amor y la perseverancia siempre tienen recompensas. Y aunque extrañaba a Lola, nunca olvidaría el valioso aprendizaje que le había brindado.

Y así, Chispa demostró que con determinación y fe en sí mismo, cualquier sueño puede hacerse realidad.

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