Encuentro en el parque



Era un día soleado en el parque, y ER estaba sentado en una banca observando a la gente pasar.

Él se sentía solo y triste, porque veía parejas felices pasear juntas mientras él seguía sin encontrar a su media naranja. De repente, escuchó una risa infantil detrás de él. Se dio vuelta y vio a una niña pequeña jugando con su pelota.

La niña se acercó a él y le preguntó: "¿Por qué estás tan triste?"ER respondió: "Estoy buscando a alguien especial para estar de novio, pero no he tenido suerte". La niña sonrió y dijo: "No te preocupes, yo sé cómo ayudarte". Y así comenzó la aventura de ER.

La niña lo llevó por todo el parque presentándole diferentes personas que podrían ser la pareja perfecta para él. Primero conocieron a Juan, un hombre alto y musculoso que trabajaba como entrenador personal.

Pero aunque era muy guapo, resultó ser demasiado vanidoso para ER. Luego conocieron a Sofía, una mujer inteligente e interesante que hablaba varios idiomas y había viajado por todo el mundo.

Pero después de hablar con ella durante un rato, ER se dio cuenta de que no compartían los mismos intereses. Finalmente, la niña lo llevó al otro lado del parque donde encontraron a Luciana sentada en una banca leyendo un libro. Ella era hermosa pero parecía tímida e introvertida. - Hola - saludó ER tímidamente.

- Hola - respondió Luciana sonriendo tímidamente también. - ¿Qué estás leyendo? - preguntó ER tratando de iniciar una conversación. - Es un libro sobre la historia del arte - respondió ella.

ER se sorprendió gratamente y comenzaron a hablar animadamente sobre sus intereses compartidos. La niña sonrió al verlos juntos y se alejó para darles privacidad. Con el tiempo, ER y Luciana se convirtieron en inseparables.

Salían juntos todas las tardes al parque o a tomar café en alguna cafetería cercana. Se apoyaban mutuamente y siempre encontraban algo nuevo que aprender juntos. Un día, mientras caminaban por el parque, Luciana tomó la mano de ER y le dijo: "Quiero que sepas que eres muy especial para mí".

ER no podía creer lo que estaba escuchando. Finalmente había encontrado a su media naranja gracias a la ayuda de una pequeña niña. Desde ese día, ER aprendió una gran lección: nunca subestimes la sabiduría de los niños.

También aprendió que encontrar el amor verdadero lleva tiempo y paciencia, pero cuando llega, vale la pena esperar. Y así vivieron felices para siempre... o al menos hasta el próximo capítulo de su historia juntos.

FIN.

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