Enfrentando los Miedos Juntos


Había una vez un niño llamado Juan, que vivía en una pequeña casa junto a sus padres. Aunque era muy valiente durante el día y siempre estaba lleno de energía, tenía un gran problema: no sabía dormir solito.

Todas las noches, cuando llegaba la hora de irse a la cama, Juan se aferraba a sus padres y les pedía que lo acompañaran hasta quedarse dormido.

Sus padres intentaban explicarle que ya era grande y que debía aprender a dormir solo, pero Juan tenía mucho miedo de hacerlo. Una noche, mientras cenaban en familia, Juan escuchó un ruido extraño proveniente del jardín. Todos salieron corriendo para ver qué sucedía y se encontraron con un pequeño gatito blanco perdido.

El pobre animalito parecía asustado y desorientado. - ¡Pobrecito! -exclamó Juan con preocupación-. Debemos ayudarlo.

Sin perder tiempo, la familia decidió adoptar al gatito y le dieron el nombre de Nube por su pelaje tan esponjoso como una nube blanca. Desde ese momento, Nube se convirtió en el mejor amigo de Juan.

Una noche, cuando llegó la hora de irse a la cama, Juan abrazó fuertemente a Nube y le dijo:- Nube, tengo mucho miedo de dormir solito. ¿Puedes quedarte conmigo? Nube maulló suavemente como si entendiera cada palabra. Se acurrucó junto a Juan en la cama y le dio todo su amor y compañía esa noche.

Al día siguiente, cuando Juan despertó después de haber dormido junto a Nube, se sintió valiente y decidido. Sabía que tenía un amigo especial que lo acompañaría en las noches. Poco a poco, Juan fue ganando confianza y aprendiendo a dormir solo.

Cada noche, antes de irse a la cama, él y Nube jugaban juntos y compartían historias secretas.

Un día, mientras Juan estaba en el colegio, su mamá le dio una gran sorpresa: ¡habían construido una pequeña casita para Nube en su habitación! - Ahora Nube tiene su propio espacio para descansar -le explicó su mamá-. Y tú también tienes tu espacio para crecer y aprender a dormir solito. Juan sonrió emocionado al ver la casita de Nube.

Sabía que era hora de dejar atrás sus miedos y ser independiente como un niño grande. A partir de ese día, Juan seguía durmiendo con Nube cerca, pero cada vez se alejaba más de él hasta poder quedarse dormido sin necesidad de tenerlo tan cerca.

Su valentía creció tanto como su amor por el pequeño gatito blanco. Con el tiempo, Juan dejó de necesitar la compañía constante de Nube durante las noches.

Aprendió que todos tenemos miedos y que es normal pedir ayuda cuando los sentimos. Pero también comprendió que hay momentos en los cuales debemos enfrentar nuestros temores y crecer por nosotros mismos. Y así fue como Juan aprendió a dormir solito gracias al amor incondicional de su fiel amigo Nube.

Juntos demostraron que los miedos pueden superarse cuando tenemos confianza en nosotros mismos y contamos con alguien especial a nuestro lado.

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