Enseñando Salud y Alegría


Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde vivían muchos niños y niñas que amaban jugar y divertirse juntos.

Un día, llegó a la villa un nuevo profesor de educación física llamado Lucas, quien estaba muy emocionado de conocer a todos los estudiantes. - ¡Hola chicos! -dijo Lucas con entusiasmo-. Soy el nuevo profesor de gimnasia y estoy aquí para enseñarles lo importante que es mantenerse activos y saludables.

Los niños miraron al profesor con curiosidad mientras él les explicaba cómo funcionarían las clases. Les dijo que cada semana tendrían diferentes actividades como saltar la cuerda, correr carreras o incluso practicar yoga. - ¿Y qué ganamos nosotros haciendo todo eso? -preguntó uno de los niños.

Lucas sonrió y les dijo:- Ganarán muchas cosas. Primero, se divertirán mucho mientras hacen ejercicio. Segundo, aprenderán nuevas habilidades que pueden usar en otros deportes o actividades físicas.

Y tercero, su cuerpo se pondrá más fuerte y saludable. Los niños se emocionaron ante la idea de hacer algo nuevo e interesante en sus clases de educación física. Así que comenzaron las clases con mucha energía y entusiasmo.

Cada semana era diferente: algunos días hacían juegos en equipo como el balón prisionero o el juego del pañuelo; otros días aprendían movimientos básicos de baile; e incluso tuvieron una clase especial donde practicaron malabares con pelotas.

Pero lo más importante fue cuando el profesor Lucas les enseñó ejercicios para fortalecer sus músculos abdominales y espalda baja para evitar lesiones y mejorar su postura. Los niños se sorprendieron al darse cuenta de lo importante que era cuidar de su cuerpo y cómo podían hacerlo divirtiéndose.

Sin embargo, un día, durante una clase de salto con cuerda, uno de los niños llamado Juan comenzó a tener dificultades para mantener el ritmo. Se tropezaba con la cuerda y parecía frustrado e incómodo. - ¡No puedo hacerlo! -exclamó Juan-.

No soy bueno en esto. Lucas se acercó a él y le dijo:- Escucha, Juan. Todos tenemos cosas que no somos buenos haciendo. Pero eso no significa que debamos rendirnos. Si te mantienes practicando, eventualmente mejorarás.

Juan asintió y decidió seguir intentándolo. Y así fue como poco a poco mejoró su técnica hasta convertirse en uno de los mejores saltadores del grupo.

Los niños aprendieron muchas cosas gracias al profesor Lucas: cómo mantenerse saludables mientras se divierten; cómo trabajar juntos en equipo; cómo superar sus propios límites; y sobre todo, cómo nunca rendirse ante un desafío.

Al final del año escolar, los padres estaban muy orgullosos de sus hijos por todo lo que habían logrado gracias a las clases de educación física del profesor Lucas.

Y todos los niños sabían que habían encontrado algo más importante que solo divertirse: habían aprendido la importancia de cuidar su cuerpo mientras hacían amigos y disfrutaban juntos cada actividad física.

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