Enseñanzas de Luz en el Bosque



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un grupo de animalitos muy curiosos y juguetones que vivían en armonía en el bosque.

Entre ellos se encontraba La chificha de piñan, una ardillita muy traviesa que siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras jugaba con sus amigos, La chificha de piñan vio algo brillante entre los árboles. Era una bellota dorada que parecía tener poderes mágicos.

Sin pensarlo dos veces, la agarró y decidió llevarla a casa para investigar más sobre ella. Al llegar a su madriguera, La chificha de piñan mostró la bellota dorada a sus amigos. Todos quedaron maravillados por su brillo y comenzaron a especular sobre qué poderes podría tener.

Decidieron hacer un experimento y plantarla en el jardín del bosque para ver qué ocurriría.

Pasaron los días y la bellota dorada empezó a crecer rápidamente hasta convertirse en un árbol gigante con hojas resplandecientes que iluminaban todo el bosque durante la noche. Los animales del lugar estaban asombrados por semejante espectáculo y comenzaron a acercarse al árbol mágico para disfrutar de su luz cálida y reconfortante.

"¡Qué maravilla! Nunca habíamos visto algo así en nuestro bosque", exclamó Lucas el conejo emocionado. "Sí, es increíble cómo algo tan pequeño como una bellota puede traer tanta alegría a todos nosotros", respondió Lola la liebre con admiración.

La chificha de piñan se sentía orgullosa de haber encontrado la bellota dorada y compartido esa experiencia única con sus amigos. Juntos aprendieron que incluso las cosas más simples pueden traer grandes sorpresas si se les da la oportunidad.

Sin embargo, un día oscuro y tormentoso, una fuerte ráfaga de viento azotó el bosque y derribó el árbol mágico dejando a todos entristecidos por la pérdida. La chificha de piñan sintió mucha culpa por lo ocurrido ya que fue ella quien trajo la bellota dorada al principio.

"Lo siento mucho amigos, no quise causar ningún daño", dijo La chificha de piñan con lágrimas en los ojos. Pero para sorpresa de todos, del tronco caído brotaron cientos de semillas brillantes que se esparcieron por todo el bosque antes de desaparecer bajo tierra.

Pasaron las semanas y nuevos árboles empezaron a crecer donde las semillas habían caído, cada uno con su propia luz especial que iluminaba las noches oscuras del bosque.

Los animales entendieron entonces que aunque el árbol original había desaparecido, su espíritu viviría para siempre en los nuevos seres que había creado. Aprendieron también sobre la importancia del perdón y cómo los errores pueden convertirse en oportunidades para crecer y aprender juntos como comunidad.

Y así, gracias a La chificha de piñan y su valentía para explorar lo desconocido, el bosque se llenó no solo de luz física sino también emocional gracias al amor y apoyo mutuo entre todos sus habitantes.

FIN.

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