Equilibrio en la Nieve



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Verbopolis, donde todos los habitantes eran palabras. En este lugar mágico vivían Sinónimo y Antónimo, dos amigos inseparables que siempre estaban buscando nuevas aventuras.

Un día de diciembre, cuando la nieve comenzó a caer sobre Verbopolis, Sinónimo y Antónimo decidieron explorar el mundo exterior. Ambos se emocionaron al ver cómo la nieve cubría las calles y los árboles con su blanco manto.

"¡Antónimo, esto es increíble!", exclamó Sinónimo mientras saltaba de alegría. "La nieve hace que todo sea tan hermoso". "Es cierto", respondió Antónimo con una sonrisa. "Pero recuerda que también hay antónimos para —"hermoso" , como —"feo"  o —"desagradable" .

Es importante conocer ambos lados de las palabras". Sin embargo, su emoción se vio interrumpida por un grito desesperado. Era Ordinal, otro habitante de Verbopolis que estaba atrapado en la cima de un árbol cubierto de nieve. "¡Ayuda! ¡No puedo bajar!", gritó Ordinal asustado.

Sin pensarlo dos veces, Sinónimo y Antónimo corrieron hacia el árbol para ayudar a su amigo. Pero cada intento fue en vano; la nevada había dejado las ramas completamente resbaladizas. "Mmm...

¿qué podemos hacer?", reflexionó Sinónimo mientras miraba a su alrededor. De repente, tuvo una idea brillante. Recordó haber visto unas cuerdas en un viejo almacén del pueblo. Sinónimo y Antónimo corrieron hacia allí y encontraron las cuerdas justo donde las recordaban.

Con cuidado, ataron las cuerdas a la rama más baja del árbol y luego bajaron hasta Ordinal para ayudarlo a sujetarse. Juntos, tiraron de la cuerda con todas sus fuerzas, logrando bajar a Ordinal sano y salvo.

"¡Gracias chicos! ¡Son mis héroes!", exclamó Ordinal emocionado. Sinónimo sonrió y dijo: "No hay problema, Ordinal. Siempre estamos aquí para ayudar". Después de esa emocionante aventura, Sinónimo, Antónimo y Ordinal se volvieron aún más inseparables.

Aprendieron que trabajar juntos era la clave para superar cualquier obstáculo. Desde ese día en adelante, los tres amigos exploraron cada rincón de Verbopolis mientras aprendían sobre sinónimos y antónimos en cada palabra que encontraban.

Descubrieron que aunque algunas palabras parecían opuestas entre sí, siempre había una manera de encontrar el equilibrio. Y así, Sinónimo, Antónimo y Ordinal siguieron viviendo sus aventuras educativas en Verbopolis mientras disfrutaban de la belleza de diciembre cubierta de nieve.

FIN.

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