Era y el borrego bondadoso


Era era una osita pequeña que vivía con sus papás en las profundidades del bosque. Cada día, sus papás salían a buscar comida, dejándola sola en su madriguera. A pesar de que la querían mucho, a veces se olvidaban de cuánto extrañaba Era a sus papás cuando se iban.

Un día, mientras sus papás estaban fuera, Era se encontró con un borrego amable y tierno. El borrego notó que Era parecía triste y sola, por lo que decidió quedarse con ella y hacerle compañía. Juntos, compartieron risas, juegos y aventuras en el bosque. El borrego se convirtió en el mejor amigo de Era, cuidándola y queriéndola con todo su corazón.

A medida que pasaba el tiempo, Era aprendió muchas cosas de su nuevo amigo. El borrego le enseñó la importancia de la bondad, la amistad y el cuidado mutuo. También le explicó que, a pesar de que a veces sus papás se olvidaban de ella, siempre la querían mucho. Era comprendió que sus papás no la descuidaban a propósito, sino que tenían que buscar comida para que todos pudieran estar bien alimentados.

Con el tiempo, los papás de Era notaron lo cercana que se había vuelto su hija con el bondadoso borrego. Se dieron cuenta de que aunque a veces no estaban presentes, siempre había alguien que cuidaba y protegía a Era en su ausencia. Conmovidos, decidieron incluir al borrego en su familia, prometiendo cuidarlo y quererlo tanto como a Era.

Desde entonces, Era, sus papás y el bondadoso borrego vivieron felices en el bosque, cuidándose mutuamente y compartiendo momentos inolvidables. La amistad y el amor que los unía les enseñó que, con comprensión y bondad, siempre se puede superar la soledad y encontrar la felicidad en el cuidado mutuo.

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