Eric y la Granja Feliz
En un pequeño pueblo de la campiña argentina, vivía Eric, un niño curioso y amante de los animales. Su abuelo tenía una granja donde criaba vacas, gallinas, cerdos y ovejas.
Eric pasaba horas jugando y ayudando en la granja, siempre rodeado de sus amigos de cuatro patas. Un día, mientras alimentaba a las gallinas, Eric notó que algo no estaba bien. Las plumas de las gallinas estaban opacas y parecían tristes.
Preocupado, corrió a contarle a su abuelo lo que había visto. "Abuelo, ¿qué les pasa a las gallinas? Se ven muy tristes", preguntó Eric con preocupación. Su abuelo se agachó junto a él y observó detenidamente a las aves.
Luego le explicó: "Creo que están enfermas porque les falta ejercicio y espacio para moverse libremente". Eric frunció el ceño pensativo. Sabía que debía hacer algo para ayudar a sus amigas emplumadas. Entonces tuvo una idea brillante.
"¡Abuelo! ¿Qué te parece si construimos un corral más grande para que las gallinas puedan corretear y picotear felices?" propuso emocionado. El abuelo sonrió orgulloso por la iniciativa de su nieto y juntos se pusieron manos a la obra.
Pasaron días construyendo un nuevo corral amplio y lleno de vegetación para que las gallinas pudieran disfrutar al aire libre. Al ver el nuevo hogar de las gallinas, Eric sintió una alegría inmensa en su corazón.
Poco a poco, las aves fueron recuperando su vitalidad gracias al espacio extra y al ejercicio diario. Un mes después, la granja entera lucía más feliz y saludable que nunca.
Las vacas tenían pastos frescos para alimentarse; los cerdos tenían barro donde revolcarse; y las ovejas tenían praderas verdes por donde pasear tranquilamente. Una tarde soleada, mientras observaba cómo sus amigos animales disfrutaban del nuevo entorno, Eric comprendió una importante lección: cuidar del prójimo es fundamental para crear armonía en el mundo.
Desde entonces, dedicó aún más tiempo y esfuerzo en asegurarse de que todos los habitantes de la granja estuvieran contentos y sanos.
Y así fue como La Granja de Eric se convirtió en un lugar conocido por su amor hacia los animales y por fomentar el respeto hacia todas las criaturas del planeta. Y colorín colorado este cuento sobre La Granja de Eric ha terminado... ¡por ahora!
FIN.