Erica y la playa limpia
Erica se observó en el espejo con su nuevo bañador y sonrió. Le encantaba el color rosado brillante y las pequeñas flores blancas que adornaban la prenda. Pero algo la preocupaba.
- Tía Melba, ¿crees que este bañador me queda bien? - preguntó Erica mientras se giraba para ver su figura desde todos los ángulos posibles. Melba sonrió con ternura a su sobrina y le dio un abrazo reconfortante. - Claro que sí, mi amor.
Te queda perfecto. Eres hermosa por dentro y por fuera, siempre recuerda eso - respondió Melba mientras acariciaba el cabello de Erica. Erica se sintió feliz al escuchar las palabras de su tía.
Sabía que podía confiar en ella para cualquier cosa. De repente, Melba tuvo una idea emocionante. - ¿Por qué no vamos a la playa juntas mañana? Así podrás lucir tu nuevo bañador y disfrutar del sol y la arena - exclamó Melba con entusiasmo.
Erica saltó de alegría ante la propuesta de su tía. Habían pasado tanto tiempo juntas debido a sus horarios ocupados, así que esta sería una gran oportunidad para compartir momentos especiales juntas.
Al día siguiente, ambas llegaron temprano a la playa con sus toallas y protector solar en mano. Erica estaba ansiosa por mostrarle a todos su nuevo bañador rosa mientras corría hacia el agua cristalina del mar.
Pero cuando llegaron al mar, notaron algo extraño: había mucha basura flotando en el agua y en la orilla de la playa. La gente parecía ignorar el problema y continuaba disfrutando del sol sin preocuparse por el medio ambiente. Erica estaba triste al ver la playa en ese estado.
Recordó todas las veces que había jugado en la arena y nadado en el mar con su familia, y se dio cuenta de lo importante que era cuidar nuestro planeta.
- Tía Melba, ¿por qué la gente no recoge su basura? - preguntó Erica con tristeza. Melba suspiró mientras miraba a su sobrina con compasión. - A veces las personas no son conscientes de cómo sus acciones afectan a nuestro mundo. Pero tú puedes hacer una diferencia, Erica.
Empecemos por nosotros mismos, recojamos esta basura juntas para mantener nuestra playa limpia - respondió Melba mientras tomaba una bolsa de plástico para reagarrar los desperdicios. Erica asintió emocionada y se unió a su tía para limpiar la playa.
Juntas pasaron horas reagarrando botellas de plástico, envoltorios de comida y otros desechos dejados por otros visitantes descuidados. Cuando terminaron, Erica se sintió orgullosa de haber hecho algo bueno por el planeta.
Ella aprendió que cada pequeña acción cuenta cuando se trata de proteger nuestro mundo. Desde ese día en adelante, Erica prometió cuidar más el medio ambiente y enseñarle a otros cómo pueden ayudar también.
Y aunque le encantaba lucir su nuevo bañador rosa brillante en la playa, sabía que lo más importante era mantenerla limpia para todos disfrutarla igualmente.
FIN.