Erison y el Tesoro de Laguna Prieta



En la comunidad de Laguna Prieta, en el corazón del campo argentino, vivía un niño llamado Erison. Con su pelo rizado y su energía desbordante, siempre estaba en búsqueda de aventuras junto a sus amigos. Todos los días, después de la escuela, se reunían en el viejo sauce a jugar. Aquel lugar era su refugio, donde las risas y la libertad llenaban el aire.

Un día, mientras exploraban cerca de la laguna, Erison y sus amigos se toparon con un mapa antiguo que parecía estar hecho de papel arrugado y amarillento. "Miren lo que encontré entre las piedras!"- exclamó Erison, sosteniendo el mapa con emoción.

"¿Qué dice?"- preguntó Sofía, una de sus amigas curiosas.

Erison desdobló el mapa y, tras mirarlo bien, dijo: "Parece que nos lleva a un tesoro escondido aquí, en Laguna Prieta!"- Todos se miraron emocionados y decidieron seguir el mapa.

El grupo comenzó su aventura, siguiendo cada pista del mapa. Cruzaron el campo, saltearon un arroyo y finalmente llegaron a un viejo árbol de eucalipto. "Aquí dice que tenemos que cavar en la base del árbol"- gritó Juan, otro de los amigos, mientras todos se arrodillaban ansiosos.

Con cucharas y palas improvisadas, comenzaron a excavar. De repente, Sofía gritó: "¡Lo encontré!"- Todos se acercaron rápidamente y vieron un cofre de madera. Erison, emocionado, lo abrió con cuidado. Dentro había cartas, fotos viejas y algunos objetos que parecían tener historia.

"Pero no hay monedas ni joyas..."- comentó decepcionado Juan.

"Es un tesoro diferente, miren"- dijo Erison, hojeando las cartas.

Las cartas contaban historias de antiguos habitantes de Laguna Prieta y sus aventuras. Cada objeto tenía un significado especial y contaba un relato de la comunidad. "Esto es un tesoro de nuestra historia, no de oro"- explicó Erison. "Podemos aprender de lo que vivieron estas personas y cómo construyeron nuestro hogar"-.

Decidieron llevar los objetos y las cartas al centro comunitario de Laguna Prieta. Al llegar, la doña Rosa, la anciana del pueblo, los vio entrar y sonrió. "¿Qué trajeron, chicos?"-

Erison, con el brillo en sus ojos, les mostró el contenido del cofre. "Encontramos estas cosas en el bosque. Creemos que son parte de nuestra historia"-.

Doña Rosa se sintió conmovida y les contó sobre cada objeto. "Este es un recuerdo de la unión de nuestra comunidad. Hace muchos años, todos juntos construimos lugares como este, compartiendo risas y lágrimas"-.

Los niños escucharon con atención y, a medida que Doña Rosa narraba las historias, los ojos de Erison se iluminaron. Se dieron cuenta de que la verdadera riqueza de Laguna Prieta no era el oro, sino las relaciones y recuerdos compartidos.

Desde ese día, Erison y sus amigos decidieron crear un mural en la comunidad, usando las historias que habían encontrado. Juntos, pintaron imágenes de su historia, sus antepasados y su amor por la laguna. Al terminar, la comunidad se reunió para admirar el mural, y todos sintieron un profundo orgullo por sus raíces.

El día de la inauguración, Erison dijo: "Este mural no solo representa nuestro pasado, sino también nuestro futuro. Sigamos creando historias juntos, como lo hicieron nuestros abuelos"-. Todos aplaudieron y celebraron su amistad y unión.

De ese día en adelante, Erison y sus amigos aprendieron que el verdadero tesoro está en compartir momentos con quienes amas, aprender de la historia y valorar la cultura de su comunidad. Laguna Prieta siempre guardaría la magia de su historia, en cada rincón, en cada lago, y en cada corazón que se sienta parte de ella.

FIN.

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