Ernesto, el valiente defensor de la justicia
Había una vez un niño llamado Ernesto, quien era conocido en su escuela por ser valiente y decidido.
Ernesto tenía la capacidad de poner límites a las situaciones que no le parecían justas, siempre luchando por lo que creía correcto. Un día, mientras caminaba por el parque con sus amigos, Ernesto notó algo extraño. Un grupo de niños más grandes estaba molestando a un niño pequeño que apenas podía defenderse.
Sin dudarlo, Ernesto se acercó al grupo y les dijo con firmeza:- ¡Basta ya! Dejen en paz a ese niño. No es justo tratarlo así. Los niños más grandes se quedaron sorprendidos ante la valentía de Ernesto, pero él no se dejó intimidar.
Sabía que era importante expresar su opinión y proteger a aquellos que eran vulnerables. A medida que pasaba el tiempo, Ernesto continuaba enfrentándose a diferentes desafíos en su vida diaria.
Siempre estaba dispuesto a luchar por lo que consideraba justo y nunca permitía que nadie le quitara su voz. Un día, durante una clase de arte en la escuela, el profesor les propuso a los estudiantes hacer un mural colectivo para decorar el patio del colegio.
Cada uno debía representar una letra del abecedario y pintarla como quisieran. Ernesto decidió representar la letra E porque creía firmemente en su significado: poner límites, tener coraje y valor de expresión.
Pasó horas dibujando y pintando cuidadosamente cada detalle de su letra para asegurarse de transmitir todo lo que representaba. Cuando finalmente terminó su letra E, se dio cuenta de que el mural estaba lleno de colores y formas hermosas, pero algo le faltaba.
Ernesto tomó una brocha y escribió en la parte inferior de su letra una frase que decía: "No tengas miedo de luchar por lo que crees". Sus compañeros quedaron impresionados por la frase y admiraron el coraje y determinación de Ernesto.
A partir de ese momento, todos comenzaron a entender la importancia de poner límites cuando algo no les parecía correcto. El mural se convirtió en un símbolo inspirador para toda la escuela.
Los estudiantes aprendieron a expresarse libremente, sin temor a ser juzgados o callados. La valentía de Ernesto había dejado una huella imborrable en cada uno de ellos. Con el paso del tiempo, las enseñanzas de Ernesto se extendieron más allá del colegio.
Sus amigos llevaron consigo sus valores y los transmitieron a otras personas con las que se encontraban. Ernesto demostró al mundo entero que no importa cuán pequeño o joven seas, siempre puedes hacer una diferencia si tienes coraje y valor para expresarte.
Su legado perduró en cada persona que tuvo el privilegio de conocerlo. Y así, gracias al niño Ernesto y su letra E, todos entendieron la importancia de luchar por lo justo y poner límites cuando algo no está bien.
FIN.