Ernesto y Martina
Había una vez en un hermoso parque, un erizo llamado Ernesto que vivía feliz entre los arbustos y las flores.
Un día, el sol brillaba más cálido que nunca y todos los animales del parque salieron a disfrutar de ese maravilloso día. Ernesto estaba emocionado por pasar tiempo al aire libre, pero al mismo tiempo se sentía un poco triste porque sabía que su aspecto espinoso asustaba a los demás animales.
Sin embargo, decidió no dejar que eso lo desanimara y salió de su madriguera dispuesto a divertirse. Al recorrer el parque, Ernesto se encontró con Martina la mariposa, quien al verlo se sorprendió y exclamó: "¡Ay! ¡Un erizo! ¡Qué miedo me da tu aspecto tan puntiagudo!".
Ernesto sintió cómo su corazón se entristecía ante las palabras de Martina, pero decidió responder con amabilidad: "-No te preocupes Martina, soy inofensivo. ¿Quieres ser mi amiga?".
Martina dudó por un momento, pero luego sonrió y aceptó la propuesta de Ernesto. Juntos comenzaron a explorar el parque, charlando y riendo mientras disfrutaban del cálido sol sobre sus cabezas. De repente, escucharon unos ruidos extraños provenientes del bosque cercano.
Intrigados, decidieron ir a investigar y descubrieron que varios animalitos estaban atrapados en una red dejada por unos cazadores furtivos. Sin pensarlo dos veces, Ernesto y Martina decidieron ayudar a liberar a los indefensos animales.
Con astucia y valentía lograron deshacer la trampa y salvar a todos los animales atrapados. Los animales rescatados miraron asombrados a Ernesto y Martina, quienes ahora eran héroes en el parque. Todos ellos celebraron juntos su valentía y generosidad.
Desde ese día en adelante, Ernesto ya no se sintió triste ni solo; había encontrado verdaderos amigos que lo aceptaban tal como era.
Y así fue como el erizo Ernesto aprendió que la verdadera belleza está en el interior de las personas (y de los animalitos), sin importar cómo luzcan por fuera. Y juntos demostraron que con bondad y coraje se pueden superar cualquier obstáculo en la vida.
FIN.