Es la Mariposa Superhéroe que Rescata a las Abejas



En un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, vivía una mariposa mágica llamada Es. A diferencia de otras mariposas que se pasaban el día volando de flor en flor, Es tenía una misión especial: ¡rescatar a las abejas!

Un día, mientras Es disfrutaba del sol sobre una flor de girasol, escuchó un zumbido angustiado.

"¡Ayuda! ¡Ayuda!" - gritaba Bibi, una abeja que había quedado atrapada en una telaraña.

Es, con sus alas brillantes y su corazón valiente, voló rápido hacia Bibi.

"No te preocupes, Bibi, estoy aquí para ayudarte" - dijo Es con firmeza.

Es utilizó su aguijón especial, que era como una tijera mágica, para cortar la telaraña. En un abrir y cerrar de ojos, Bibi estaba libre.

"¡Gracias, Es! Eres mi heroína" - exclamó Bibi, con su pequeño cuerpo vibrando de felicidad.

Pero justo cuando estaban a punto de celebrar, un fuerte viento sopló y arrastró a Bibi hacia un lugar que Es no conocía.

"¡Espera, Bibi! ¡No te alejes!" - gritó Es, volando tras ella. Cuando llegó, se encontró en un sitio extraño; un jardín descuidado donde crecían flores marchitas y no había señales de otras abejas.

"¿Qué pasó aquí?" - preguntó Es, perpleja por la desolación.

Bibi, con su voz temblorosa, contestó:

"Este lugar solía estar lleno de abejas felices, pero la gente dejó de cuidar las flores y ahora solo quedan algunas marchitas. ¡Y esos invernaderos grandes nos asustan!"

Es se dio cuenta de que tenía que actuar y decidió que no solo salvarían a Bibi, sino que también revivirían ese jardín olvidado.

"¡Vamos a hacer algo!" - proclamó Es, dándole aliento a Bibi. "Si juntas a todas las abejas, podremos restaurar este lugar".

Bibi, emocionada, zumbó a toda velocidad para buscar a sus amigas.

Las abejas comenzaron a llegar, unas tras otras, mientras creaban un zumbido poderoso que llenaba el aire.

"¡Traigan polen! ¡Necesitamos hacer miel!" - ordenó Bibi.

Mientras las abejas trabajaban, Es hizo un llamado a todas las mariposas del jardín. Quería que unieran fuerzas y llenaran el lugar con belleza.

A medida que pasaban los días, Es y las abejas vivieron aventuras increíbles. Arrancaron malas hierbas, sembraron nuevas flores y, sobre todo, aprendieron el valor del trabajo en equipo.

Una mañana, mientras las abejas volaban felices de flor en flor, se dieron cuenta de que el jardín había revivido. Las flores eran coloridas, el aire olía dulce y el sol brillaba con fuerza.

"¡Lo logramos!" - gritó Bibi, danzando en el aire.

"No solo se trata de salvar o rescatar, también se trata de cuidar" - remarcó Es, sonriendo al ver lo que habían conseguido. "Juntas nos hicimos más fuertes".

Sin embargo, un día, vieron a un grupo de niños que jugaban cerca, riendo y corriendo sin saber cuánto necesitaba el jardín de su ayuda. Es tuvo una idea:

"¡Vamos a mostrarles lo hermoso que puede ser este lugar!" - propuso.

Las mariposas volaron en formaciones hermosas y las abejas comenzaron a hacer un espectáculo de danzas, zumbando al ritmo de las risas de los niños.

Los pequeños quedaron asombrados y se acercaron al jardín:

"¡Miren qué lindo!" - dijo uno de ellos. "¿Cómo podemos ayudar?"

Es, emocionada, tomó la iniciativa:

"Pueden plantar flores y cuidar este lugar, así las abejas siempre tendrán un hogar".

Los niños, motivados, comenzaron a plantar semillas y regar las flores. Pronto el jardín volvió a ser un lugar vibrante de vida. Las abejas zumbaban de felicidad mientras Es volaba con sus hermosas alas, sabiendo que todos, juntos, habían hecho magia.

"Recuerden, amigos, que cada acción cuenta y siempre es bueno cuidar de nuestro mundo" - dijo Es con una sonrisa radiante, sabiendo que, con su corazón y trabajo en equipo, habían logrado más de lo que imaginaron.

FIN.

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